【Chapter Sixteen】

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Mandy llegaba al lugar de autobuses cerca de las 8:00 de la mañana, estaba cansada y tenía los zapatos en la mano. Había viajado por la noche en un autobús hasta llegar de nuevo a Montreal y lo había tenido que hacer con el vestido puesto, pues había dejado el resto de sus cosas en la habitación del hotel.

Se abrazó a sí misma y se acercó al teléfono público más cercano, rebuscó entre su pequeño bolso y sacó unas monedas antes de ponerlas en la máquina y llamar al primer número que se le vino a la mente.


—¿Bonjour? —Respondió el chico al otro lado de la línea.

—¿Alex? —Dijo la muchacha algo aliviada.

—Qui est à l'appareil? (¿Quién habla?) ¿Mandy?

—Sí, soy yo.

—¿Qué pasa? ¿Dónde estás?

—En la central de autobuses, acabo de llegar a la ciudad.

—¿Estás bien?

—Seguro, solo... ¿puedo pedirte un favor?

—Seguro, lo que quieras.

—¿Crees que puedas pasar por mí por favor? Ya no tengo dinero y la verdad estoy demasiado cansada para caminar hasta casa.

—Claro, no te preocupes, estoy de camino.

—Muchas gracias, te espero. —Dijo y colgó.


Se quedó en las bancas de la sala de espera un par de minutos hasta que se cansó del frío del aire acondicionado que estaba en el edificio. Se puso los zapatos y se paró, saliendo del lugar y tomando los primeros rayos del sol para que la calentarse poco a poco en lo que su amigo llegaba.

No tardaron un par de minutos más hasta que el chico apareció en su auto por la acera de recoger pasajeros e hizo sonar la bocina llamando la atención de Mandy. La muchacha se abrazó los codos y caminó rápidamente al automóvil de Alex y subió al asiento del copiloto.


—Vaya Cenicienta ¿te escapaste del baile o qué te pasó? —Preguntó el chico burlón.

—Dios, no digas eso, no es cómodo y me muero de frío. —Dijo soltando su cabello y se puso el cinturón de seguridad.

—Tranquila, era una broma. —Anunció tratando de calmarla y lo logró; encendió la calefacción. Arrancó el auto y comenzó a conducir.— ¿Estás bien?

—Sí sí, sólo estoy cansada, lo siento. No he dormido en toda la noche y estar esperando de estación en estación a que pasen autobuses porque no hay uno directo hasta acá, digamos que no es lo mo.

—¿Quieres un poco de café? Lo preparé esta mañana antes de venir.

—¿Puedo? ¿De verdad? —Dijo ella algo sorprendida.

—Seguro, lo necesitas más que yo. —Ambos rieron y ella comenzó a beber.— ¿Quieres que te lleve a tu casa?

—No, Stella sabe que estoy bien, ¿podemos ir a otra parte? Necesito cambiarme.

—Puedo llevarte a mi casa y prestarte algo que tal vez te quede, después podemos ver a dónde ir, si te parece.

—Sí, suena bastante bien.


Luego de un tiempo manejando, llegaron a la casa de Alex. Estaba a las afueras de la ciudad y era sumamente grande, demasiado como para que viviera una sola persona en el lugar, así que la chica supuso que vivía con su familia y se comenzó a poner un poco nerviosa.

S A F E || John WickDonde viven las historias. Descúbrelo ahora