Personaje: Loki, Dios de las travesuras y de mi corazón.
Corrección, Nuestro corazón.
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Loki se encontraba en el palacio de Asgard, atendiendo asuntos reales, ya saben, lo normal para un rey.
- Papá, papá!- un pequeño de cabello castaño entró al salón del trono y se dirigió a toda prisa hacia el dios de las mentiras.
- ¿Egan?- el mayor atrapó al pequeño, levantándolo del suelo. - ¿Donde has estado?
- En los jardines de la abuela, conocí a alguien!
- ¿En serio?- Loki le sonrió y sacudió su cabello - ¿Como se llama tu nuevo amigo?
- Es una joven, se llama T/n!
La sonrisa del dios desapareció. Dejó a su hijo en el suelo, sin despegar su vista de él.
- T/n?
- Si! Ella es muy bonita, dijo que te conocía!- la sonrisa del menor parecía hacerse más y más grande.- vio como su padre se descomponía mientras él seguía hablando. - ¿Que tienes papá?
- Egan... ¿donde la conociste?- se agachó para quedar a la altura de su pequeño.
- Por los arboles del jardín.
- Hijo, no puedes volver a verla, me oíste?- el rostro de Loki mostraba preocupación.
- Pero... ella es buena y es mi amiga.- la alegría del Egan se desvaneció, ahora su rostro mostraba tristeza.
- Guardias - habló el rey de Asgard con voz firme. Inmediatamente entraron varios de estos al gran salón. - Enciérrenlo en su habitación.- dos de ellos se acercaron al joven y lo tomaron delicadamente por los brazos. No querían ser rudos con él, no querían arriesgarse a lastimar al príncipe de Asgard. Además, como podría un pequeño derrotar a dos guardias?
Loki solo miraba como retiraban a su hijo del gran salón. - El resto de ustedes, vengan conmigo- se dirigió a las afueras de su palacio, hacia el jardín de su madre Frigga.
En el camino pensó en todo lo que estaba ocurriendo. ¿Cómo era posible que Egan supiera de T/n? Ella había muerto meses después de que su hijo naciera. Loki veía muy poco probable que hubiera alguien más llamada T/n, ese nombre era midgardiano, no asgardiano. Sí alguien se estaba haciendo pasar por ella, entonces podría ser un gran peligro para su hijo.
Al llegar al enorme jardín, encendió una bola de fuego verde en la palma de su mano como una luz.
- Busquen algún intruso- todos al escuchar aquello se dispersaron por aquel lugar. Loki, mientras tanto, se adentró a los árboles ancestrales. Había uno que más le llamó la atención, el árbol favorito de su madre. Sus hojas caían haciendo una divina danza hasta caer al suelo. Extraño, era el único que hacía eso.
