______.Debo haberme quedado dormida. Oigo un sonido suave y luego el del metal deslizándose contra otro metal. Mis ojos se abren de golpe e instintivamente me presiono con más fuerza contra la pared. No puedo creer que me quedara dormida. Tuvieron que haberme drogado.
Ellos. Estoy a punto de descubrir quiénes son.
La puerta se abre y mi respiración se acelera mientras me retuerzo contra la pared. De pie, con zapatillas planas blancas, y luego... la cara sonriente de una mujer. Ella entra tarareando y le da una patada a la puerta para cerrarla detrás de sí. Me relajo un poco. Parece una enfermera, vestida con una bata de color amarillo pálido. Su cabello es oscuro y recogido en una coleta baja. Es mayor, tal vez de unos cuarenta años. Por un breve segundo, me pregunto cuántos años tengo. Mi mano se desplaza hasta mi cara, como si pudiera sentir mi edad en la piel.
-Hola.--dice alegremente. Todavía no me ha mirado. Está ocupada con la bandeja de comida.
Envuelvo los brazos alrededor de mis rodillas con más fuerza. Ella coloca una bandeja en una mesita junto a la cama y levanta la vista por primera vez.
-He traído tu almuerzo. ¿Tienes hambre?
¿El almuerzo? Me pregunto qué pasó con el desayuno.
Cuando sigo sin contestarle, sonríe y levanta la tapa de uno de los platos, como para tentarme.
-Hoy hay espaguetis.--dice.--Te gustan los espaguetis.
¿Hoy? Entonces, ¿cuántos días llevo aquí? Quiero preguntarle, pero mi lengua se congela con miedo.
-Te encuentras confundida. No pasa nada. Estás a salvo aquí.--dice.
Es curioso, yo no me siento segura.
Me ofrece un vaso de papel. Me quedo mirándolo.
-Tienes que tomarte los medicamentos.--dice, sacudiendo la taza. Puedo oír el ruido de más de una píldora dentro.
«Estoy siendo drogada.»
-¿Cuál es?.--me sobresalto al oír el sonido de mi voz. Sale áspera. No la he utilizado desde hace mucho tiempo, o he estado gritando mucho.
Sonríe de nuevo.
-Lo de siempre, tonta.--me frunce el ceño, poniéndose seria de repente.--Sabemos lo que sucede cuando no te tomas los medicamentos, Sammy. No quieres volver a ir por ese camino.
¡Sammy!
¡Quiero llorar porque tengo un nombre! Alcanzo el vaso. No sé a qué se refiere, pero no quiero ir otra vez por ese camino. Probablemente esa sea la razón por la qué me encuentro aquí.
-¿Dónde estoy?.--pregunto. Hay tres pastillas: una blanca, una azul, una marrón.
Ladea la cabeza hacia un lado al tiempo que me entrega un vaso de plástico con agua.
-Estás en el hospital de San Bartolomé. ¿No te acuerdas?
La miro fijamente. ¿Se supone que debería? Si cuestiono sus preguntas, ella puede pensar que estoy loca, y por el aspecto de todo, puedo ya estarlo. No quiero empeorar las cosas, pero... Suspira.
-Mira, estoy tratando de esforzarme mucho contigo, niña. Pero tienes que mejorar esta vez. No podemos tener más incidentes.
Soy una niña. Causo incidentes. Por eso debo estar encerrada aquí.
Inclino el vaso hasta que siento las pastillas en la lengua. Ella me da el agua y yo la bebo. Tengo sed.
-Vamos, traga.--dice, aplaudiendo. Jalo la bandeja hacia mí. Estoy muy hambrienta.
-¿Te gustaría ver un poco de televisión?
Asiento. Ella es muy agradable. Y me gustaría ver la televisión. Saca un mando a distancia de su bolsillo y lo enciende. El espectáculo es sobre una familia.
Todos están sentados alrededor de una mesa, cenando.
«¿Dónde está mi familia?»
Sigo mirando hasta que me siento soñolienta otra vez.
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Jamais, jamais (II)
FanfictionBillie tiene el tiempo en su contra, al mismo tiempo que muchas verdades se revelan ante ella, mientras que otras sólo complican todo. Ahora todo está fuera de control y la desaparición de ______ la ha puesto en un aprieto, ya que Billie es el únic...