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Nadie viene por un largo rato. Creo que estoy siendo castigada. Tengo sed y necesito ir al baño. Después de aguantarme tanto como puedo, al final hago pipí en un vaso de plástico de mi bandeja del desayuno, y sitúo la copa llena en la esquina del cuarto. Me paseo de un lado a otro, tirándome del cabello hasta que creo que me voy a volver loca.
¿Y si nadie vuelve? ¿Y si me han abandonado aquí para morir?
La puerta no se mueve; mis puños tienen moretones por golpearla. Grito para que alguien venga a ayudarme hasta que mi voz se vuelve ronca.
Estoy sentada en el suelo con la cabeza en mis manos cuando finalmente la puerta se abre. Salto. No es la enfermera; esta vez es otra persona, más joven. La bata cuelga de su diminuto cuerpo. Luce como una niña jugando a disfrazarse. La observo con cautela mientras cruza mi pequeño cuarto. Nota el vaso en la esquina y levanta las cejas.
-¿Necesitas usar las instalaciones?.--pregunta.
-Sí.
Baja la bandeja y mi estómago gruñe.
-Pedí ver al doctor.--digo.
Sus ojos van de izquierda a derecha. «Está nerviosa. ¿Por qué?»
-El doctor se encuentra ocupado hoy.--responde sin mirarme.
-¿Dónde está la otra enfermera?
-Es su día libre.--dice. Puedo oler la comida. Tengo tanta hambre.
-Necesito usar el baño.--anuncio.--¿Puedes llevarme?
Asiente, pero parece tenerme miedo. La sigo, saliendo de la pequeña habitación y entrando al insignificante pasillo. ¿Qué tipo de hospital tiene sanitarios en un área apartada de la habitación de los pacientes? Mantiene su distancia mientras uso el baño, retorciéndose las manos y enrojeciendo de un terrible tono rosa.
Cuando termino, comete el error de voltearse hacia la puerta. Cuando la abre, saco el pedazo de tubería de mi bata de hospital y lo agarro con fuerza, apuntando a su cuello.
Se gira para mirarme otra vez, y sus ojos saltones se abren completamente por el miedo.
-Suelta las llaves y retrocede lentamente.--digo.--O te clavaré esto directamente en la garganta.
Asiente. Las llaves resuenan contra el suelo, y avanzo hacia ella con mi arma extendida hacia su cuello. La obligo a retroceder, entrando en la habitación y la empujo hacia la cama. Cae de espalda y suelta un grito.
Después salgo por la puerta, llevando las llaves conmigo. Cierro la puerta cuando se lanza hacia esta, con su boca abierta lista para gritar. Luchamos por un momento; ella intenta abrirla mientras pongo la llave en el cerrojo, y escucho el metal cerrarse.
Mis manos tiemblan a medida que cambio las llaves, intentado encontrar la correcta para abrir la próxima puerta. La verdad es que no sé qué esperar cuando salga. ¿Un pasillo de hospital, enfermeras y doctores? ¿Alguien estará allí para arrastrarme de vuelta a la diminuta habitación?
No.
Me rehúso a volver. Dañaré a cualquiera que intente impedirme salir de aquí.
No veo un hospital, un equipo médico o a alguien más cuando abro la puerta. En cambio, lo que veo es una muy impresionante bodega de vino. Hay botellas sucias situadas en cientos de hoyitos. Huele a fermento y mugre. Hay una escalera instalada a un lado de la bodega. Hay una puerta en la cima.
Corro hacia la escalera, golpeándome con fuerza el dedo del pie en el cemento y sintiendo la húmeda sangre recorrer mi pie. Casi me caigo en la escalera, pero agarro la barandilla a tiempo.
La cima de la escalera lleva a una cocina; una sola luz ilumina las encimeras y suelos. No me detengo a echar un vistazo. Necesito encontrar... ¡una puerta!
Agarro la perilla, y esta vez no está cerrada. Suelto un grito de triunfo cuando se abre. El aire nocturno azota mi rostro. Lo respiro con gratitud.
Y luego huyo.
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Jamais, jamais (II)
FanfictionBillie tiene el tiempo en su contra, al mismo tiempo que muchas verdades se revelan ante ella, mientras que otras sólo complican todo. Ahora todo está fuera de control y la desaparición de ______ la ha puesto en un aprieto, ya que Billie es el únic...