capítulo 2.

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Billie.

Lo primero que hago cuando atravieso la puerta de mi casa es detenerme.

Nada de esto parece familiar, ni siquiera los cuadros en las paredes. Espero unos segundos, dejando que todo me inunde. Podría registrar la casa o echar un vistazo a las fotos, pero probablemente ya he hecho eso. Me estoy quedando sin tiempo, y si quiero averiguar qué pasó con ______ —qué nos pasó— necesito mantenerme enfocada en las cosas en las que ya no hemos perdido el tiempo.

Hallo mi dormitorio y camino en línea recta hacia el armario; a la estantería que contiene todas las otras cosas que hemos recopilado. Vuelco todo en mi cama, incluyendo el contenido de la bolsa de lona. Moviéndolo todo, trato de averiguar por dónde empezar. Hay tantas cosas. Agarro un lápiz así puedo tomar notas de lo que podría ser de utilidad si termino por olvidarlo todo de nuevo.

Sé un montón de cosas sobre mi relación con ______ en los últimos tiempos, pero eso parece ser lo mismo. No sé casi nada sobre cómo hemos llegado a estar juntas o cómo destrozamos a nuestras familias. Ni siquiera sé si algo de esto es un factor en lo que nos ha ocurrido, pero siento que el mejor lugar para empezar es el principio.

Agarro una de las notas más antiguas dirigidas a ______, una que escribí yo misma. Tiene fecha de hace más de cuatro años, y es solo una de las muchas cartas que agarré de su ático. Tal vez leer algo desde mi punto de vista ayudará a averiguar qué tipo de persona soy, incluso si esta carta tiene más de cuatro años.

Me siento en la cama, me apoyo en la cabecera y empiezo a leer.

______:

¿Puedes recordar una sola vez que fuimos de vacaciones sin la otra? Hoy he estado pensando en eso. En la forma en que nunca es solo mi familia y yo. Siempre es con nuestros padres, Finneas, Claudia, tú y yo.

Una gran familia feliz.

Tampoco estoy segura de que alguna vez hayamos pasado las fiestas separadas.

Navidad, Pascua, Acción de Gracias. Siempre las hemos compartido juntas, ya sea en nuestra casa o en la tuya. Tal vez por eso nunca sentí como si fuéramos solo mi hermano mayor y yo. Siempre he sentido como si tuviera un hermano y dos hermanas. Y no puedo imaginar no sentirme de esa manera... como si fueras parte de mi familia.

Pero tengo miedo de haber arruinado eso. Y ni siquiera sé qué decirte, porque no quiero disculparme por besarte anoche. Sé que debería lamentarlo, y sé que debo hacer lo que pueda para compensar el hecho de que podría haber arruinado oficialmente nuestra amistad, pero no me arrepiento. He querido cometer ese mismo error durante mucho tiempo.

He estado tratando de averiguar cuándo cambiaron mis sentimientos por ti, pero me di cuenta esa noche que no han cambiado. Mis sentimientos por ti como mi mejor amiga no ha cambiado en absoluto, solo crecieron.

Sí, te amo, pero ahora estoy enamorada de ti. Y en vez de mirarte como si fueras solo mi mejor amiga, ahora eres mi mejor amiga a quien quiero besar.

Y sí, te he amado como una hermana ama a su hermana. Pero ahora te amo como una chica ama a una chica.

Así que a pesar de ese beso, te prometo que nada ha cambiado entre nosotras. Solo acaba de convertirse en algo más. Algo mucho mejor.

Anoche, cuando dormías a mi lado en esta cama, luciendo sin aliento por tanto reírte, no pude contenerme. Tantas veces me has quitado el aliento o me hiciste sentir como si mi corazón estuviera atrapado dentro de mi estómago. Pero anoche fue más de lo que cualquier chica de catorce años podría soportar. Así que tomé tu cara entre mis manos y te besé, como he estado soñando hacer por más de un año.

Últimamente, cuando estoy cerca de ti, me siento demasiado borracha para hablar contigo. Y nunca he probado el alcohol, pero estoy segura de que besarte es como estar borracha. Si ese es el caso, ya estoy preocupada por mi sobriedad porque puedo verme convirtiéndome en una adicta a besarte.

No he sabido nada de ti desde el momento en que me empujaste y saliste de mi habitación la noche anterior, así que estoy empezando a preocuparme de que no recuerdes ese beso como yo. No has contestado el teléfono. No has respondido mis mensajes. Así que te estoy escribiendo esta carta en caso de que necesites recordar cómo te sientes por mí. Porque parece como si estuvieras tratando de olvidar.

Por favor, no olvides, ______.

Nunca permitas que tu terquedad hable en creencia de que nuestro beso estuvo equivocado.

Nunca olvides lo bien que se sintió cuando mis labios por fin tocaron los tuyos.

Nunca dejes de necesitar que te bese así de nuevo.

Nunca olvides la forma en que me acercaste... queriendo sentir mi corazón latiendo dentro de tu pecho.

Nunca me impidas besarte en un futuro cuando una de tus risas me haga desear de nuevo ser una parte de ti.

Nunca me impidas abrazarte como finalmente te abracé anoche.

Nunca olvides que fui tu primer beso real. Nunca olvides que tú serás mi último.

Y nunca dejes de amarme entre todos ellos.

Nunca pares, ______.

Nunca olvides.

~Billie.

No sé cuánto tiempo me quedo mirando la carta. El tiempo suficiente para estar más confundida por la forma en que me hace sentir. Cómo a pesar de que no conozco a esta chica en absoluto, de alguna manera creo en cada palabra de esta carta. Y tal vez incluso lo siento un poco. Mi pulso comienza a acelerarse, porque he hecho todo lo que sé en la última hora para encontrarla, y la necesidad de saber que se encuentra bien es inminente.

Estoy preocupada por ella.

«Necesito encontrarla».

Agarro otra carta para buscar más pistas cuando suena mi teléfono. Lo recojo y respondo sin mirar el identificador de llamadas. No tiene sentido rechazar las llamadas, ya que no conozco a ninguna de las personas que me estarían llamando.

-¿Hola?

-Te das cuenta de que esta noche es uno de los juegos más importantes de tu carrera en el fútbol, ¿verdad? ¿Por qué diablos no estás en la escuela?

La voz es fuerte y enojada.

Debe ser mi padre.

Aparto el teléfono de mi oído y bajo la vista hacia él. No tengo idea de qué decir. Tengo que leer más de estas cartas antes de saber cómo normalmente le respondería Billie a su padre. Necesito saber más sobre estas personas que parecen saber todo sobre mí.

-¿Hola?.--repito.

-Billie, no sé qué sucede...

-No puedo oírte.--digo más fuerte.--¿Hola?

Antes de que él pueda volver a hablar, termino la llamada y dejo caer el teléfono sobre la cama. Agarro todas las cartas y diarios que caben en mi mochila.

Salgo rápidamente porque no debería estar aquí. Podría aparecer alguien con el que no estoy preparada para interactuar.

Alguien como mi padre.

Jamais, jamais (II)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora