Capítulo 11. Por ahora

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Abril: -Entra rápidamente en el edificio grande, algo nerviosa porque no sabe qué es lo que ha ocurrido y donde se ha metido todo el mundo, llega a secretaría, pero no encuentra a la conserje que siempre está ahí para ayudar, informar y bueno, también para cotillear con los alumnos.

Por lo que decide avanzar por el pasillo hasta llegar a la puerta de la sala de profesores, esa que le trae tan malos recuerdos, y cuando estaba decidida a tocar para ver si había algún profesor que pudiera informarla, escucha risitas en la puerta de en frente, lo cual hace que piense en seguida:

-¿Será Álvaro con la "ex", la supuesta nueva profesora del instituto? ¿Esa que tengo que investigar con mis amigas? -Acercándose con paso decidido y bastante seria, con toda la intención de abrir, y sinceramente, sintiendo miedo e incertidumbre, al no saber que se iba a encontrar en aquel lugar, abriendo sin pensárselo dos veces y llevándose una gran sorpresa.

Bernarda: -Besándose con Pepe, el profesor de Religión, en el cuartito de la limpieza, hasta que se da cuenta de que Abril está mirándolos con la boca abierta- ¡Ay! -grita al ver que su alumna los ha pillado- Antonio, ¿qué haces? -Intentando salir del paso mintiendo- que te he dicho que no me interesas lo más mínimo, así que déjame en paz.

Pepe: pero, pero... -No sabe que decir.

Bernarda: -Lo empuja para alejarse y así poder salir de allí lo antes posible, haciéndose la indignada.

Abril: -Al irse Bernarda cree que lo mejor es que huya en ese preciso instante, aunque no deje de darle vueltas en la cabeza a la situación tan incómoda que acaba de vivir: ¡¿Bernarda y Pepe?! ¿Pero esto qué es? ¿Bernarda no le tiró descaradamente la caña a Álvaro el otro día? Esta mujer juega a dos bandas, y quien sabe si a más. -Piensa con una cara de repugnancia que no puede evitar poner.

Bueno, por lo menos sé que no están todos perdidos, si no escondidos haciendo Dios sabe qué, eso sí, como estén todos tan acaramelados como estos dos profesores... -Ríe flipando, mientras anda acercándose a la esquina para seguir buscando a la gente, especialmente a sus amigas, que son las únicas que le interesa encontrar.

Pero, de repente se tropieza con alguien, encontrándose muy cerca de un muchacho, el cual sabe perfectamente quien es, ya que es inconfundible- ¡Uy! Ten más cuidado, ¿o es que no me ves? -Sonríe en seguida, bromeando.

Mateo: ahí te he visto rápida, pensaba que iba en serio. -Sin moverse ni un milímetro del sitio, ya que está muy pegado a ella- Aunque dudo mucho que me hablaras así. -Mirándola detenidamente, como suele hacer.

Abril: ¿y por qué lo dudas? -Retándolo un poco, sin apartarse de delante suya.

Mateo: porque esas no son formas de hablarle a tu nuevo amigo. -Sonríe sin apartar la mirada.

Abril: ah bueno, con que mi amigo, ¿no?
-Levantando las cejas esperando a que se explique.

Mateo: Claro, ¿cómo llamas a alguien que arriesga su vida para salvar la tuya y que además, es tu compañero de trabajo? -Vacilando un poco mientras se cruza de brazos.

Abril: lo llamaría pesado. -Niega con la cabeza- Es broma, -piensa riendo unos segundos y dice- como tú has dicho, serías mi compañero de trabajo, nada más, -parando un segundo para seguir hablando- al menos por ahora. -Intenta no ruborizarse y que suene en serio.

Mateo: -Se hace el ofendido pero dice en seguida- me quedo con el por ahora. -Sonríe sinceramente- porque estoy seguro de que acabaremos siendo grandes amigos, -bajando el volumen para hacerse el interesante- ¿quién sabe?

Enganchada por amor Donde viven las historias. Descúbrelo ahora