Capítulo 8. No siento nada

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Abril: -Se encuentra muy asustada y confundida, por lo que empieza a hacerse bastantes preguntas en su cabeza: ¿Qué ha pasado? ¿Me han atropellado? ¿Es todo un sueño o es real? y finalmente formula una última en voz alta- ¿Estoy muerta?

Chico: -Contesta cerca suya- No, no estás muerta, aunque ha faltado poco. -Mirándola algo serio.

Abril: -Estaba tan sumergida en sus pensamientos que no se había dado cuenta de que seguía tirada a un lado de la carretera con un joven encima, empezando a suponer que él era el que la había empujado para que no se produjera el choque con el coche.

Chico: -Continúa hablando al no decir nada la muchacha- ¿Tanta pinta de Dios tengo?

Abril: -Lo mira detenidamente, estando debajo suya y piensa: pues la verdad es que sí, pero tampoco voy a ser tan descarada de afirmarlo. -Abre más los ojos- Sí claro, ya puestos... tú eres Dios y yo soy la Virgen María. -Dice irónicamente.

Chico: -No puede evitar sonreír al escuchar ese comentario- pues ya nos falta menos para estar completos.

Abril: -Niega con la cabeza sonriendo mientras intenta enderezarse, pero ve que tiene una herida en el codo, moviéndolo para intentar verla mejor.

Chico: -Se levanta rápidamente, mirándola desde arriba y tendiéndole la mano para ayudarla a ponerse de pie.

Abril: -Se fija en lo que intenta hacer y lo agradece, porque no tiene suficientes fuerzas ni para levantarse ella misma.

Chico: -Ve como le da la mano y hace un poco de fuerzas para que pueda subir.

Abril: -Al ponerse de pie con el impulso le empieza a doler más el codo ensangrentado- ¡Ay! -Se queja sin poder evitarlo.

Chico: -Se apresura a decir- ¿Qué ocurre? ¿Te duele algo?

Abril: no, no es nada. -Miente para que no se preocupe, teniendo en cuenta que si no fuera por él estaría en el hospital bastante mal parada o lo que es peor, muerta. Por lo que un rasguño no tiene comparación con lo que realmente hubiera pasado si no hubiera intervenido.

Chico: ¿Estás segura? -Insiste porque sabe que ha sido una fuerte caída, en la cual ella había quedado debajo impactando de forma más dura contra la carretera- Mira que te puedo acompañar al hospital o podemos avisar a quien quieras. -Preocupado.

Abril: -Todavía temblando un poco por el susto- No no, ya estoy mejor. -Y de repente escucha.

Carla: ¡Abril! -gritando desde la acera de en frente.

Abril: dime -levantando la voz para que pudiera oírla.

Carla: vamos, que el autobús nos está esperando, somos las últimas. -Sigue diciendo con el mismo tono.

Abril: ¡Voy! -Corre para allá y a medio camino se da cuenta de que no le ha dado las gracias al chico que la ha salvado y que ni siquiera se ha despedido, girándose para hacerlo, pero viendo en seguida que ya no estaba ahí.

Carla y Abril: -Suben en el autobús y se sientan juntas.

Abril: -No puede dejar de pensar en lo ocurrido hace un rato, diciéndose a sí misma: Abril te has lucido, has quedado como una verdadera desagradecida, así que mañana vas y buscas al muchacho aunque sea debajo de las piedras y le agradeces lo que ha hecho por ti, que no ha sido precisamente poco.

Enganchada por amor Donde viven las historias. Descúbrelo ahora