Capitulo 11

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Por fin había salido ya de la enfermería, se encontraba harto de ver las paredes blancas del lugar, de estar todo el tiempo acostado sin nada que hacer mas que pensar en cómo diablos haría pagar a Danvers por tal humillación días antes. Las amenazas de Lane junto con el respaldo de la doctora Luthor no le detendrían de hacerle entender a la rubia el lugar al que pertenece. Poco le importaba si ella era una Danvers. Su nombre no significaba nada para él.

Él había prometido a sus padres adoptivos que haría de su nombre algo que jamás se olvidarían, que los haría sentir orgullosos, que no se arrepentirían de haberlo elegido de entre tantos. Que él sería el legado de la humanidad.

Lo mejor de lo mejor.

Asi que no permitiría que las amenaza de una niñata acabaran con la posibilidad de recuperar su honor.

Haciendo caso omiso a las indicaciones del médico se dirigió a su dormitorio donde tomo el uniforme de entrenamiento, en esos momentos su clase estaría a punto de empezar en los campos al aire libre, los soldados como el sin duda debía mantenerse lo mas en forma posible, después de todo eran los que siempre se mantenían al frente en el campo de batalla. Pero sobrevivir era algo que él hacia muy bien, no por nada resistió la vida en las calles y después en el orfanato. Aun con dificultades en su salud logro llegar hasta la edad justa para ser adoptado por sus padres. Fue doloroso sin duda, jamás imagino lo que vería o llegaría hacer en las garras de Terra Firma. Las pesadillas que sufría ya no lo atormentaban, había aceptado lo que paso, el resultado había valido la pena. Y eso es todo lo que importaba.

Sin embargo, algo le molestaba, el recibir los golpes furiosos de Kara le parecía familiar. El recibió muchas tundas, sí. Pero ese intenso dolor no se comparaba con ningún otro. Cada golpe propinado lo transportaba a su niñez, después de las intensas intervenciones medicas que recibió, siguieron los enfrentamientos. Después de todo Terra Firma quería comprobar que había logrado hacer que el chico valiese los millones de créditos invertidos.

Recordaba que había más niños con él, de diferentes edades, estaturas, razas. Podía notar las miradas de terror en unos, algunos estaban ansiosos por salir de ahí, otros estaban a la espera de la más mínima provocación para comenzar una pelea. Con forme pasaba el tiempo iban desapareciendo uno a uno. Cuando le tocaba su tratamiento era capaz de ver de reojo cuando llegaba uno hecho una miseria, se juró que el jamás seria uno de esos fracasos.

Hasta que un día, el lugar donde se encontraban fue atacado, ahí fue donde cayo en cuenta de que no se encontraban en la Tierra, se encontraban en el espacio, en una especie de nave muy grande. Sentía mucho miedo en ese entonces, las explosiones se dejaron escuchar por los pasillos, el piso y las paredes temblaban cada vez más. El motín no se hizo esperar aprovechando la situación en la que estaba la base. El no sabia como actuar, recordando las instrucciones de sus padres de siempre ser el mejor, pensó que ayudar a contener el motín seria lo correcto.

Pudo derribar a unos cuantos, pero no pudo hacer mas al sentir como sus fuerzas se iban perdiendo después de recibir un intenso dolor en la nuca, volteándose con el ultimo esfuerzo para hacer frente a su agresor recibió otro golpe en el estómago haciéndole perder por completo el equilibrio. Lo único que recordaba del chico que tenia frente a él, era el intenso azul de sus ojos.

– ¡Miller! ¿Qué demonios haces aquí? – se escucho del sargento Dey, quien saco de sus pensamientos al chico mientras se acercaba a él. – Aun no estas en condiciones para estar en entrenamiento.

Tomándolo del brazo, trató de dirigirlo a las gradas que se encontraban cerca de ahí.

– No es para tanto, ya estoy bien. – aseguro el chico recuperando su brazo del agarre del sargento.

A través de las estrellas [Supercorp] AUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora