Capítulo 15

69 15 2
                                    


     — 'Señoritaaa' ¿Es Ud. Sorda? Le he dicho que quiero hablar con su superior? ¡Ya!

     —Señor. Calmese, enseguida le daré un vaso de agua.

     —¡Ubíqueme a su superior! ¿Es que acaso hablo en  Coreano, chino o mandarin?

     —Peroo... calmese. Señor. Trataré de ubicar a la jefa de enfermeras...

     — ¡Inmediatamente! —Vociferaba Albert mientras a sus espaldas Silvio con las manos en los bolsillos y con la mejor de las sonrisas del mundo observaba a Albert gruñir como un rotteweiler frente a una asustada técnica de enfermeras que no sabía que hacer frente a sus alaridos malhumorados.

    —Vaya, vaya... con que... ¿éste es el recurso que usas para hacer que las personas te hagan caso? ¡Queee mal! Esa pobre mujer no tiene la culpa que te hayas vuelto un imbécil, y no hicieras tu papel de marido como se debe.

     —Mira tu, ya bajale dos rayitas a tu tonito que estoy muy molesto contigo. ¿Desde cuando te haces llamar el marido de Ellen?  —Manifiesta Albert apuntándole con el dedo en el pecho a Silvio.

     —Mira wey. Tu estabas como esos a los que les han exprimido la conciencia después de meses de tanto follar sin descanso hace unos minutos atrás, y Ellen a punto de parir a mis sobrinos. Así que me vale verga lo que pienses. Primero son mis sobrinos y luego tu ego de macho menos echado a perder por extrangulamiento de neuronas, y ya quitate de ahí que ando con prisa. —Dijo desdeñosamente Silvio cogiendo el dedo de Albert con la punta de su pulgar y su dedo índice de modo despectivo, dejando a Albert con la palabra en la boca, mientras él se acercaba al mostrador de la recepción.

     —Señor ya me contestó mi jefe y dice que en 10 minutos estará por aquí. —Comenta tímidamente la recepcionista.

     —¿Señorita? Muy buenas noches tenga Ud. ¡Ah¡ respecto a lo que te pudiera haber dicho este energúmeno... ¡No te preocupes preciosa!. Yo soy el psiquiatra de este pobre hombre. No le hagas caso, —Manifiesta Silvio, llevando su cuerpo hacia adelante del mostrador, haciendo una gesto con la mano izquierda, e indicando que Albert está loco— ¿Sabes qué? A éste pobre tipo lo que le esta haciendo falta es que se lo follen un poquito y pues con lo tarado que es nadie se le acerca por eso pierde el control. ¿Lo viste bien? Tiene cara mona, pero tiene por miembro un fósil... ¡En fin! ¿Señorita? Empecemos por el principio... Muy buenas noches tenga Ud. ¿Me podría indicar amablemente hacia donde puedo dirigirme para localizar a la señora Ellen Borgoña, por favor?

     —Siga de frente hacia el corredor de la derecha hasta la puerta ploma allí le pedirán que se identifique y lo trasladarán con su mujer hacia maternidad. Allí encontrará a todas las parturientas de emergencia. —Manifestó la tecnica con mas naturalidad y algo de coquetería hacia Silvio, y con una mirada seria, y hasta un poco despectiva hacia Albert.

     —Muchas gracias señorita, ¡Ah! Casi se me olvida mencionar que por la urgencia y las prisas, cuando llegué registre y pague todo concerniente a la señora como si fuera el marido, aunque a decir verdad soy el hermano y psiquiatra de este tipejo que tengo al lado. ¿Habrá algún problema cuando haya que asentar a mis sobrinos, con el nombre de este imbécil? Usted perdonará, pero hasta vergüenza me da decir que lo conozco. 

     —No se preocupe señor, ya mismo le cambio los datos antes que nazcan sus sobrinos para que no hayan problemas al momento de asentar a sus sobrinos. ¿serán mellizos?

     —Pues, la verdad serán trillizos... ¡Vaya! Ud a demás de ser muy atenta es una mujer muy hermosa, ahora que la observo bien, ¿tiene novio u esposo? ¡No me extrañaría que lo tuviera con semejante monumento de mujer!. Dele mis respetos por tan merecido mujeron con el que tuvo a bien matrimoniarse y dígale de mi parte que hasta envidia me da, disculpe el atrevimiento pero hay que hacer justicia a la mujer.

ÁNGEL O DEMONIODonde viven las historias. Descúbrelo ahora