Capítulo 5

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           —¡No jodas Silvio! Si he dejado que Leticia pensara que soy gay es sólo para quitármela de encima, bien sabes que tu y yo gustamos de las mujeres, ¡Santo Dios! ¡Por quien me tomas!, soy mucho más hombre que tú. —Mira Silvio los ojos se han hecho para observar todas las cosas bonitas o feas que tenemos al frente. Así es que si yo miro o dejo de hacerlo no quiere decir que ella me guste. Por ejemplo tu por el simple hecho de ver a Leyla, Bertha o la chica del café de al lado, no quiere decir que te hayan gustado todas ellas, aunque a juzgar tus gustos ya no estoy muy seguro de esta afirmación. —Dice Albert con mucha seriedad con el ceño fruncido, pues ya estaba cansado de decir de todas las formas posibles que a él no le gustaba esa mujer.


    —De mi no me queda duda, ¡pero de ti! No diría lo mismo, después de todo, lo único que has hecho todos estos años, desde que te conozco es estudiar y trabajar. Trabajar y estudiar. Estudiar cómo trabajar y trabajar estudiando. A veces dudo que te gusten las hembras. Ahora que dices que te gustan las mujeres... Mmmm ¡Casi no te creo, la verdad lo dudo!. Tenemos mas de 20 años de conocernos y que yo recuerde nunca tuviste entre tus brazos a ninguna fémina. Debo aclarar que, ni en tus brazos ni entre tus piernas. Así es que mi hermano ¡Me da pena tu caso! A estas alturas de la vida tienes a un Albert Junior fosilizado.


     —¡Qué mierdas insinuas, Silvio! el que no me hayas visto con nadie no quiere decir nada. Lo que pasa es que a la fecha no he encontrado a la mujer perfecta, todas tienen fallas de fábrica.


         —Eso es relativo, yo conozco a varias que no tienen nada desperfecto, y es más puedo decir que todo, tooodititito lo que tienen, lo tienen en su sitio. ¡Y que curvas! y con unos labios que dicen ¡Bésame!  —


     —Yo no quiero una mujer así, la mayoría son eso, sólo curvas y nada en la cabeza, y sin corazón, además que todas son interesadas en mi billetera y no en mi. ¡No quiero eso!. Prefiero estar solo. Que después tener que perder mi tiempo viendo la forma de cómo 'sacudirmelas'. No estoy para eso —Comenta fastidiado Albert, parándose de la mesa y dejando una propina.


      —¡Siéntate bro!, si no quieres que te haga una pataleta, —¡y sabes muy bien que yo cumplo lo que digo siempre! —. Te puedo hacer  quedar como gay de segunda —Le dice Silvio cogiendo el brazo de Albert, mirándolo seriamente.

     —¡Esta bien! tu ganas, pero no pienses que me quedo por tu chantaje.


     —Sabemos que lo haces por eso, pero no te lo voy a rebatir. Ya dime ¿para qué me citaste a este desayuno? 

     —Temprano te llamé para pedirte que tú seas la persona que lleve el caso de la defensa de Leticia, yo no quiero hacer nada de eso de modo personal, la verdad no quiero que ella tenga cercanía a mi persona. Salvo el mismo día del juicio, ese día la representaré en el juzgado como lo prometí un día a ese hombre que fue como si fuera mi segundo padre, pese a haberme engañado y usado como lo hizo. Pero di mi palabra y sabes bien que nunca la doy en vano.


     —Explícate bien bro, ¿qué es lo que quieres que yo haga?

     —Es sencillo, sólo quiero que tú lleves todas las cosas que implica la defensa como representante de su abogado. En otras palabras me representarás formalmente hasta el mismo día del juicio, sabes que eso sí se puede hacer. Alegaré tiempo insuficiente para llevar toda su defensa de modo personal. Aquí te tengo los documentos para que me los firmes y este contrato para que tu a su vez se lo hagas a Leticia y en donde ella acepte tu presencia en todo este proceso sin chistar.

ÁNGEL O DEMONIODonde viven las historias. Descúbrelo ahora