Compañías Diamant.

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                     “La soberbia es una discapacidad que suele afectar a pobres infelices mortales, que se encuentran de golpe con una miserable cuota de poder” (Jose de San Martin).


Observo las mismas cuatro paredes blancas que he estado viendo desde hace cinco días, cinco días en los que nos han hecho las peores torturas, cinco días en los que la esperanza poco a poco se va desvaneciendo, cinco días en los que he esperado que alguien venga a rescatarnos, por favor eso es ridículo nadie vendrá, presiono el fragmento nuevamente como lo he estado haciendo cada hora de cada día en este sitio, pero nada ocurre, pienso en Dereck y en su hermosa sonrisa pero borro ese pensamiento al instante, al parecer lo que bloquea mis poderes lo hace con el fractal. Suspiro sonoramente mientras observó a mis acompañantes de celda, mi madre, Chalina y Nick, este último tiene la mirada pérdida, como si estuviera en lo más lejano de sus pensamientos, muevo mi mano al frente de él esperando que así reaccione pero no lo hace, mi madre le da con el codo y se sobresalta, busca de donde provino el golpe y cuando nota de donde provino suaviza su mirada.

- Hey ¿Cómo te sientes? - le pregunto al rubio en un tono suave. Este me mira y solo suspira.

- Además de que nos han torturado, golpeado, por poco casi nos mutilan aunque creo que no faltará mucho para que lo hagan y que sobre todo vamos a morir de inanición - dice tenso y triste - pues me siento bien.

Bueno ni siquiera se para que hice esa pregunta, es obvio que ninguno se siente bien, tal vez solo se la hice para que hable un poco, es peor cuando callas todo lo que llevas dentro.

Observo a mi madre quien se encuentra con la cabeza cabizbaja sumida en su tristeza y miseria. En estos días no hemos hablado de lo que ha ocurrido, de las mentiras, los secretos, de nada y es que a sinceridad no quiero saber nada más, si me voy a morir no quiero irme con una figura errónea de mi madre, quiero pensar que era la mujer que yo creía que era y no esto.

Claro a pesar de todo lo que hemos pasado sigue siendo mi madre y jamás dejare de preocuparme por ella, me di cuenta de eso cuando se la llevaron el primer día y dure horas sin saber nada de ella, cuando la trajeron estaba bastante mal, así que como pude yo misma la cure, porque una cosa no quita la otra.

Me incorporo y voy hacia las rejas, observo hacia el pasillo y solo hay cinco guardias, como se acerca la navidad los cazadores se están yendo poco a poco, al parecer hasta ellos tienen familia. Veo como un guardia camina hacia acá y por puro instinto retrocedo.

- Vuelve a tu lugar fenómeno - me demanda el animal.

- ¿Por qué? ¿Qué pasa si no vuelvo a mi lugar? ¿Eh? no creo que me puedan hacer sufrir más de lo que ya me han hecho sufrir - debí callarme, obedecer y sentarme tranquilita, pero es que estás personas sacan lo peor de mi. El guardia saca una tarjeta y abre la reja, entra posicionándose en frente de mi manteniéndose en una figura intimidante, me mantengo firme en mi lugar porque si algo he aprendido estos días es que ha estos animales les gusta que le demuestren temor.

Mi madre se incorpora rápidamente y se posiciona en frente de mi.

- Perdona a mi hija, ella no sabe lo que dice, está mal porque no ha comido nada - habla de manera suplicante tratando de que él guardia sienta un poco de empatía pero no lo logra. Resopló como si esa cosa tuviera sentimientos.

Él guardia se queda observándome y yo le devuelvo una mirada fría.

- ¿Qué me ves tanto? - ya cállate Alexa, trato de mantener mi boca cerrada pero está parece como si tuviera vida propia - dime imbécil o es que acaso te doy miedo.

Bien hecho. Más estúpida y no nazco, me he puesto una enorme Diana, no en la espalda sino en el pecho y con un minicartel que dice “matenme ya”.

Profundamente fría #1✓ [Sin Editar]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora