Profundamente fría #1✓ [Sin Editar]

¿Un hada?

                    “Los poderosos siempre se han aprovechado de los débiles, así es como se hicieron poderosos en primera instancia” (Tyrion Lannister).

Sostengo al conejo entre mis manos mientras espero el ataque de mi agresor pero nunca llega, abro un ojo para ver hacia esa cosa y cuando me doy cuenta de quién es abro el otro ojo. Lo miro tan mal que si las miradas mataran, ya él estaría en el mismo infierno.

Y de seguro haciéndose amigo del diablo.

- ¿Qué haces aquí? - le pregunto con los ojos entrecerrados, él enarca una ceja y me observa burlonamente.

- Es que acaso no me darás un abrazo de bienvenida - dice con sorna. Bufo - estuve a punto de matarte al menos merezco un poco de respeto.

Lo miro incrédula, es que acaso ya se volvió loco, pero que estoy diciendo, es obvio que antes ya estaba loco, solo que ahora está más chiflado.

- Por esa misma razón no te mereces ninguna bienvenida Darían. Es más lo que te mereces es una buena bofetada por imbécil - le espeto todo mi odio pero este solo me observa divertido - y sobre por traidor.

Este se pone serio mientras sus labios se ponen en una fina línea y su mandíbula se tensa, parece que lo hice enojar.

- ¿Y yo por qué sería un traidor? - enarco una ceja ante sus palabras - puedo ser mentiroso, manipulador, asesino y todo lo que se les pegue la gana pero jamás un traidor, jamás traicionaria a los míos.

Sus ojos reflejan sinceridad y por un momento estuve a punto de creerle hasta que empezó a reírse de la nada.

- Te convertiste en un traidor en el momento en que secuestraste a Betty y a los demás Duponts y sobre todo en el momento en que nos entregaste a los cazadores, porque de seguro fuiste tú - le digo con firmeza.

- Mira cariño primero que nada ya he dicho que fue un medio para un fin. Ellos solo fueron daño colateral - me dice refiriéndose a Betty y a los demás Duponts que asesinó, ladea la cabeza un momento - y segundo a ustedes yo jamás los entregué, odio demasiado a los cazadores para hacer tal cosa.

Bufo sin poder creerle absolutamente nada de lo que dice, definitivamente sino me dice para que vino lo voy a congelar y lo pondré de adorno en mi habitación.

- Ni siquiera debería estar hablando contigo, es más vendrás conmigo - empiezo a caminar hacia él pero su voz me detiene.

- Si me llevas jamás sabrás para que he venido, así que te recomiendo que no hagas nada de lo que puedas te arrepentirás.

- De lo único que me arrepentiré será de no matarte aquí mismo - le espeto - pero te escucho para que has venido y habla rápido que no tengo todo el tiempo del mundo.

Empieza a caminar de un lado a otro mientras está en silencio, agregándole suspenso al momento en el que estamos. Muevo mi pie en señal de que me estoy desesperando, él capta ese gesto pero lo ignora.

- Vas hablar ya o necesitas una invitación - me relamo los labios y suspiro exasperada.

- Ya que estás tan ansiosa por saber, comenzaré - se dedica hacer una pausa dramatical que dura alrededor de tres minutos hasta que decide hablar - jamás te conté de decir todos los secretos que hay alrededor tuyo, todo lo que tus supuestos seres queridos te ocultan.

Ruedo los ojos al instante en que dice eso, así que de eso se trata, de revelarme todos los estúpidos secretos, esos mismos secretos que han iniciado todo este caos, dolor y sufrimiento en mi persona, mentiría si dijera que no me da curiosidad saber qué es lo que me tiene que contar, pero a la vez no quiero volver a sentir está opresión en mi pecho, este sentimiento de decepción e inseguridad, no quiero volverlo a sentir, es lo más doloroso y contradictorio que he experimentado.