Final

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Algún rato más tarde, la puerta de la habitación en donde se encontraba Agnes con su madre, sonó. Clea se acercó para abrir, encontrándose a Luna del otro lado. La hechicera mayor vio a la joven con un poco de desprecio, pero esta no le prestó atención. Al Agnes verle, se levantó de su silla apresuradamente-

—¡Luna! Ay Luna, perdón, de verdad perdón por…

—Tranquila. Aquí yo no estoy para juzgar a nadie. –Suspiró, vio a Clea un momento y luego volvió su mirada a Agnes- Me gustaría hablar contigo, pero a solas. –Agnes vio a su madre-

—¿Qué? ¿Piensas que te voy a dejar sola con ella?

—Sí, sí nos va a dejar solas –Habló Luna- Porque esto no le incumbe a usted. –La hechicera abrió la boca sorprendida- ¡Adiós! Espere detrás de la puerta. –Al escuchar esto, Agnes le hizo gestos para que saliera. Lo que sí hizo, pero visiblemente ofendida- OK, ya que estamos solas. No vayas a creer que me voy a volver loca y… No, tu quédate tranquila. Lo que quiero hablar contigo es sobre otra cosa. –Se acercó a la silla que estaba frente a la de ella, y le hizo gestos para que también se sentara- Yo sé que lo que pasó fue algo tremendo, algo grande y…

—Y malo. –Completó la chica- De verdad lo siento, estaba completamente fuera de sí.

—Sí, yo también lo estaba. Pero como te dije, yo no soy así como me mostraban en esa simulación. En realidad, soy medio torpe, lenta, ingenua, llorona. Prácticamente todo lo contrario a lo que hicieron mostrar. Y sé que tú no eres del todo como se mostró. –Agnes suspiró- Y sí, sé que necesitas un poco de apoyo, de aliento y ánimos para poder llegar a ser alguien mejor.

—Pero lo que hice ahí, es imperdonable. Lo que le hice a Alexander.

—Ay no, Alexander está bien. Él sabía todo esto, lo descubrió apenas llegamos ¿Tu mamá no te lo dijo? –Agnes negó- Es un poco mala ¿No? No me respondas, tu tranquila. El punto es que no tienes que preocuparte por algo malo. Ahora, quiero volver al tema que te comentaba. Sé que necesitas apoyo, así seas unas palabras que vengan del corazón. Porque si en esa simulación se vio la imagen que tú tenías de tus padres, de verdad puedo entender cómo te hacen sentir. –Agnes suspiró y bajó la mirada- Pero me gustaría hacerte un pequeño regalo, sé que es un poco tonto, y hasta podrías tomarlo de mala manera, pero te juro que no es mi intención hacerte ver que yo soy privilegiada en ese sentido.

—¿De qué hablas?

—Me gustaría que conocieras a mi papá. Que hables con él un momento, y así puedas ver al hombre en el que se puede llegar a convertir tu padre si llegaras a tener una mejor relación con él. Te lo digo porque mi papá también era un cretino antes de conocer a mi mamá. Y así también podrías llevarte un buen recuerdo de su parte, uno que te ayude a dar pie a esa buena relación que podrías tener con el tuyo. Es raro lo que te estoy diciendo, pero…

—No creo que ayude de mucho. Igual al final nos van a quitar los recuerdos.

—Sí, es cierto. Pero yo te puedo asegurar que este se va a quedar contigo ¿Qué dices? ¿Te gustaría hablar con él? –Agnes asintió- Ok, así será entonces.

—De verdad me hubiese gustado que todo esto pasara diferente. Me gustó mucho la idea de poder tener una hermana de verdad.

—A mí también. –Sonrió- Pero sigues teniendo a esta hermana. Solo que en otro universo. –Le tomó la mano- Cuídate mucho ¿Sí?

—Tu igual. –Luna asintió y se puso de pie para salir. -


No pasó mucho más de un minuto, cuando la puerta se volvió a abrir, para dejar entrar a Stephen. Agnes al verle, se puso un poco nerviosa. No tenía idea de cómo iba a manejar la situación. Era un poco confuso para ella.

—Agnes ¿No? –Ella solo asintió- Stephen, ni sé para qué lo digo, imagino que sabes quién soy. Sé que esto es confuso, es extraño, pero… No sé qué decirte que no quede mal.

—Tampoco lo sé. Sí, es raro, no sé cómo sentirme al respecto, es que, la relación con mi padre es rara y verlo a él en tu rostro, es muy raro para mí. Más de lo normal.

—¿Puedo sentarme? –Agnes asintió- Puedo imaginar cómo sería tu relación con tu padre, tampoco me considero una persona fácil, tampoco me considero el mejor padre. Poco a poco he aprendido, y lo he hecho porque Luna también ha ayudado. Así que, podría asumir que algo similar le podría estar pasando a tu padre. No conozco sus razones, sus motivos, pero, creo que podrían llegar a algo bueno entre los dos. –Se quedó en silencio al ver la cara de Agnes- Perdón, no sé qué te estoy diciendo.

—Yo sí, y está bien. Puedo entenderlo perfectamente. –Ella sonrió- Es solo… No sé si deba hablarlo contigo, pero… Mi papá está conmigo por pura responsabilidad. Digamos que no me quiere, él nunca quiso a mi mamá, y eso afecta mucho.

—¿Qué te hace creer que no te quiere? ¿Es solo distante o acaso te lo ha dicho de frente? –Ella encogió los hombros- Te lo digo, quizás no te entienda, y tú no le entiendas a él. También está el hecho de que a lo mejor no te abres con él, no le dejas la puerta abierta para que te conozca. Yo hablo solo por él, no hablo por tu madre que se nota es una mujer fuerte e impositiva. Y sí es igual a la persona que yo conozco, sé que es muy difícil de tratar. Pero, al igual que con tu padre, si te paras con autoridad, pero con amor, podrías llegar a derretir ese corazón. Agnes, puedo sentir que eres una chica especial, solo que no ha llegado a ser comprendida. Pero debes poner de tu parte para poder lograr obtener ese “lugar” que por derecho es tuyo. No importa qué, tú sigues siendo su hija, estoy seguro que eso es importante para ellos. Que tú eres importante para ellos.

—Pues sí, para mi mamá soy como un instrumento para tener poder.

—No, no digas eso, sea como sea, tu eres su hija. Y una madre siempre tiene en su corazón, ese amor. Aunque lo esconda, siempre va a estar ahí. Ellos te quieren, eso te lo puedo asegurar con los ojos cerrados, solo que a su manera. Y puede que su manera no sea la mejor. Pero te repito, también debes poner de tu parte. –Agnes sonrió visiblemente emocionada- ¿Pasa algo?

—No, es solo que nunca había hablado con mi papá así. Esto es hasta bonito. –Stephen también sonrió y le tomó la mano a la chica-

—Tus padres son afortunados, tienen consigo a una gema, y no lo digo solo por el gran poder que evidentemente tienes. Lo digo por esa hermosa aura que tienes. –Los dos sonrieron con alegría, era un momento necesario para la joven-


En el pasillo donde se encontraba la habitación de Sylene y su familia, Alexander esperaba a que ella saliera. Estaba a unos cuantos metros de distancia de la puerta, así que cuando esta se abrió, él se puso alerta. El primero que salió fue Loki, seguido por la chica que aún estaba cabizbaja, y por ultimo Jor. Este venía hablando con su padre.

—¿Entonces qué? ¿Cuándo crucemos ya vamos a olvidarlo todo?
—Sí, así va a ser. Será algo rápido y… -Mientras Loki hablaba, Sylene negaba a cada una de esas palabras, le indignaba todo aquello.

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