Capítulo 4

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Al salir nuevamente de aquel lugar, Alexander notó que ya todos estaban un poco más tranquilos.

—¿Todo bien aquí?

—Sí, solo te estábamos esperando a ti, que te nos desapareciste así, de la nada. –Lo que dijo Sylene sonaba casi a un reclamo-

—¿De la nada? No, yo dije que entraría porque se me había quedado el celular. Al parecer ustedes estaban demasiado ocupados discutiendo como para darse cuenta de ello.

—No vamos a empezar otra vez. –Intervino Ethan- Aquí cualquier palabra, cualquier movimiento o acción puede ser mal interpretada y termina siendo motivo de una discusión. –Pasó sus manos por su cara y movió su cuello de un lado al otro- ¿Ya nos vamos? Porque sí tengo cosas que hacer.

—Sí, yo también tengo cosas que hacer –Habló Agnes- Al final lo que hice aquí fue perder el tiempo, como si me quedara muy cerca.

—Si quieres puedo llevarte a tu casa. –Saltó Jor, haciendo que su vez saltar a Sylene-

—¿Y yo qué?

—Puedes irte con Alexander ¿No es tu hermano también? –El chico iba a decir algo, pero al momento se contuvo. Solo levantó sus manos y dio un paso hacia atrás. Sylene le recriminaba con la mirada a Jor ¿Cómo se le ocurría pensar siquiera en dejarle botada por llevar a Agnes? Luego recordó lo de la mañana, ese pequeño intercambio de palabras que tuvieron, sabía que Jor era un tanto vengativo, así fuera con cosas pequeñas. - ¿Hay algún problema?

—Que va, ninguno hermanito. –Le guiñó el ojo y fue hacia donde estaba Alex, este apenas le miró y movió los ojos hacia un lado- ¿Nos vamos? –Esto se lo dijo a Alex mientras le tomaba del brazo-

Y así se dispersaron, de dos en dos hacia los autos, dejando a Ethan y Luna parados ahí, sin comprender muy bien lo que había pasado. Los dos se quedaron viendo por unos minutos sin decir nada. Hasta que él habló.

—Esta gente es muy rara, demasiado rara. –Vio a Luna- Tu también eres rara-

—Eso es algo de familia. –Le tocó el hombro y entró en el auto-

Cada uno había tomado un camino diferente, pero había que ir en orden; así que primero veamos qué pasaba con Agnes y Jor. Era bastante evidente que entre ambos había ciertos roces, en realidad parecía que Agnes tenía problemas con todo el mundo solo por compartir su aire, y Jor que era un poco conflictivo, pero por diversión, seguía esa línea.

Ella había aceptado que Jor le llevara a su casa, pero no tenía ganas de hablar con él. Esto lo estaba dejando claro al mantenerse en completo silencio. Pero la palabra silencio no era muy común en el vocabulario de Jor, así que se dispuso a buscar conversación. 

—Entonces, Agnes Strange. Tiene que ser difícil manejarte por el mundo siendo la hija de una hechicera como Clea, debes tener una presión enorme. –Ella le miró un segundo y volteó hacia el lado de la ventana- Al final de cuentas ¿Qué eres? ¿Una bruja o una hechicera? –La chica seguía en silencio. - ¿Te vas a quedar todo el camino así? ¿No me piensas dirigir la palabra?

—Si no te respondo es porque no quiero hablar contigo ¿Será por eso? –Era pedante-

—Al menos te hice hablar. –Jor movió la cabeza hacia un lado- ¿Por qué eres así? ¿Por qué intentas alejar a todos los que se acercan a ti? Mira ahorita, yo estoy tratando de ser amable, tratando de saber más de ti, porque al final tu y yo no somos hermanos ni nada. Y tu solo te encierras. –Agnes suspiró-

—Soy una hechicera ¿Contento?

—Por lo menos es una respuesta. Pero, hay algo más que me gustaría saber ¿Qué onda con tu magia? ¿De dónde proviene exactamente? ¿Naciste con ellos? Porque hay hechiceros que nacen y otros se hacen, entonces, es una duda que me da vueltas.

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