Collision

Capítulo 11

Lo que había ocurrido, dejó a Jor bastante desconcertado, esta historia cada vez desenmarañaba más problemas, y menos soluciones. Y justo esto era lo que estaba por pasar nuevamente. Desde el momento que había llegado casa, estuvo intentando contactar a su madre o a su padre, pero esto se le hacía prácticamente imposible. Ninguna de las opciones le servía, era como si simplemente se hubiesen evaporado de todo. Claramente afectado, empezó a caminar de un lado al otro, sí, alguna vez dijo que su madre era de las que viajaban mucho, pero los demás tenían razón, Darcy jamás desaparecería, así como así.

Pero este no era el único problema que estaba por presentársele. Las cosas se pondrían un poco color de hormiga justo en ese momento, cuando Sylene hacia acto de presencia. Ella llegó con mucha prisa dirigiéndose directamente a su habitación. Jor al verle, fue tras ella, pero parecía que aquella pelea que habían tenido el día anterior, había desaparecido para él.

—¡Hey! ¿Puedes creer que tengo horas intentando contactar a mamá o a papá y no logro hacerlo? –Sylene torció la boca sin dejar de hacer lo que hacía-

—Posiblemente no quieran tratar con traidores. –Jor suspiró y negó-

—¿Vas a seguir con ese tema?

—No lo sé, dime tu. –Volteó por un segundo a mirarle, y al no tener respuesta, volvió a su suyo-

—Ese es el problema contigo. Todo te lo tomas muy a pecho. Tienes que intentar relajarte un poco, o simplemente enfocarte en otras cosas. Por ejemplo, esto.

—Tu no cambias el guion. Siempre debes ser el que tenga la razón. –Negó mientras bufaba- ¿Para qué voy a enfocarme en esto? Puedes hacerlo tú. –Le respondió con la misma que él había usado- Además, que yo recuerde, el que dijo que había que adaptarse a esta vida, fuiste tú. Entonces adáptate. –Le sonrió. Jor se detuvo un momento para ver qué hacia su hermana. Vio que tenía una cantidad de ropa sobre la cama, pero fue cuando sacó una pequeña maleta, que reaccionó-

—¿Qué se supone que vas a hacer con esa maleta? –Sylene se detuvo y suspiró-

—Tu ayer me dijiste algo, y me lo dijiste molesto. Las personas no se dan cuenta que las cosas que dicen cuando están molestos, proceden del alma ¿Y qué voy a hacer? Hacerte caso. Me voy a ir con Luna y Alexander.

—¡¿Qué?! No, no, no… ¿Con el permiso de quién? Tú no te mandas sola. Mientras papá y mamá no estén, yo estoy a cargo, soy tu hermano mayor.

—Sí cariño lo eres, pero al parecer hay un detalle que se te escapó. Tu eres mayor que yo, pero aquí, legalmente, el hermano mayor es Alexander, y él ya es independiente, así que puedo irme con él sin ningún problema. –Jor había quedado en el aire. Pero rápidamente reaccionó y tomó la maleta de Sylene-

—Tú no te vas a ir de acá, no por un reproche de niña caprichosa. –Le dijo con un tono fuerte y firme- A mí no me interesa que Alexander ya esté emancipado. Tu eres mi hermana, estamos tu y yo en esto, vinimos juntos, y nos quedamos juntos.

—¡Que curioso! Eso no fue lo que dijiste ayer. –Le arrebató la maleta con fuerza- Y yo te tomó la primera palabra. Y es justo lo que voy a hacer, no puedo estar en un lugar donde me reprochen cada una de las decisiones que tomo.

—¿Y tú no estás haciendo eso conmigo?

—¿Ves? Es lo mejor que puedo hacer, ganamos los dos. –Metió sus cosas dentro de la maleta-

—¿Qué pasa si te digo que posiblemente tengas razón, y las intenciones de Agnes no son del todo buenas? –Sylene empezó a reírse-

—No cambiaría nada, porque yo sí estoy segura de lo que digo. Yo sí soy fiel a mi palabra, a lo que creo, no soy como tú, que vas derrochando todo lo que aprendiste de papá, utilizando cada situación a tu beneficio. Prefiero estar con personas que sí confíen en mis palabras y que me lo demuestren con acciones. No como tú, que vas saltando de bando según te convenga.