Capítulo 12

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Casi caída la noche, Stephen llegaba a casa, encontrándose a Clea sentada en la sala principal. Una parte de él maldijo, lo último que deseaba en ese momento era cruzar palabras con ella. Dejó sus cosas de un lado y le hizo frente. La rubia le sonrió y se puso de pie.

—No quería irme sin verte antes.

—Yo contrariamente, no quería llegar y verte aquí. –Suspiró- Pero podría decir que me alegra saber que viniste y hablaste con Agnes, después de… ¿Cuántos días han pasado desde que te llamé?

—Siempre intentas buscar algo malo en las cosas que hago ¿No puedes ver solamente el hecho de que vine a hablar con nuestra hija? –Stephen bufó y negó- Por cierto, hoy vi a tu otra hija… A la niñita perfecta –Él volteó violentamente- Es una pequeña insolente, grosera e irrespetuosa. Como se nota que se crio con su madre.

—Al menos su madre se hizo cargo de ella. –Ante estas palabras, Clea viró los ojos-

—Ay por favor Stephen. No vamos a empezar con este absurdo reclamo nuevamente. Agnes no es solo mi responsabilidad, ella no nació por obra del espíritu santo.

—Durante todo este tiempo he hecho más por ella que tú.

—¿No me digas? Pero que yo sepa, fuiste tú quien la metió en todo esto por tu absurdo favoritismo. –Stephen tomó aire y bajó la mirada- Ahora te da vergüenza admitir que Agnes está así solo por tu culpa.

—¡No me eches toda la culpa a mí! –Le gritó- Yo he estado intentado hacer lo mejor que puedo, ella tampoco pone de su parte ¿Y sabes por qué es eso? Por tu culpa, porque tú te has encargado de llenarle la cabeza con millones de cosas en mi contra. –Clea sobreactuó sorpresa-

—¿Y acaso le he mentido en todo lo que le he dicho? Yo creo que no. –Se acercó a él y le dio una palmadita en la mejilla- ¡Ay Stephen! A veces te veo y me siento tan mal, porque ya no veo a ese hombre imponente del que alguna vez me enamoré. Me da pena ajena. Pero, por otro lado, sé que tú y solo tú, puedes guiar a Agnes hacia su destino. A pesar de los obstáculos que puede haber en el camino.

—Según tu ¿Cuál es el destino de Agnes? ¿Y cuáles son sus obstáculos?

—La pregunta ofende, sabes muy bien que su destino es llegar a lo más alto en el mundo místico. Corre por sus venas, está escrito en su historia desde que nació. Y sobres los obstáculos, tu sabes de qué hablo. La verdad me da pereza volver a nombrar a la niñita esa.

—Luna, su nombre es Luna.

—Como se llame, Luna, Sol, Lluvia, Estrella… Me da igual. Ella es el único obstáculo en el camino de Agnes hacia la grandeza. Ya sea por un lado o por otro. No sabes lo que me agobia ver que Agnes falló al deshacerse de ella.

—¿Qué te pasa? ¿Eres consciente que estás hablando de asesinato? Estas hablando de asesinar a mi propia hija.

—¿Pero ¿cuál es el drama? Tienes otros tres más. –Ella hablaba con muchísima naturalidad- Tres más que no te darían tantos problemas. Está este que es su mellizo, que ni sé cómo se llama, es tan “x” que es el único que no está vinculado a la magia. Un típico Loser que no te daría problemas. Está el mayor, el niño bonito, Alexander creo que se llama. Él desde que se independizó, prácticamente se olvidó de ti, así que tampoco molesta. Y luego está Agnes, ella podría ser todo lo que alguna vez deseaste para tus hijos. Si tan solo no tuviese la sombra de la niña está acechándole noche y día. Yo solo espero que esto termine lo más pronto posible, y tú sabes muy bien cómo va a terminar. –Le miró fijamente y le lanzó un beso en el aire para luego darse la vuelta y salir de ahí. Esto tampoco había sido algo de otro mundo, simplemente era una conversación más entre Clea y Stephen, pero esta la había escuchado Agnes desde el nivel superior. No podía sentirse peor, era como si todo empezara a revolverse dentro de ella, como si la sangre le hirviera. Realmente era el momento de tomar las riendas de su vida. -


A la mañana siguiente, Luna se encontraba a solas en el cobertizo, leía un libro aprovechando que no había nadie en casa, ya que todos habían salido a hacer las compras. Todo era paz en su estado mental, pero de pronto esa paz se rompió cuando vio a Jor acercarse a ella. Cerró el libro de mala gana. -

—¿Qué haces aquí? ¿No tendrías que estar con tu nueva hermanita?

—¡Ay por favor! Conmigo no vengas con ese aire de prepotencia y falsa maldad. Tú no eres así. –Se sentó junto a ella sin esperar que ella le dijera nada- Tú no eres la niña mala, eres un pancito del cielo. –Luna tragó fuerte-

—Tu no me conoces.

—Te conozco más de lo que crees. No hace falta recordar una vida que supuestamente vivimos, para saber que tú eres la más dulce y serena de toda esta locura, y que ahora solo estás llevando una máscara para sobrellevar la situación. –Ella tragó fuerte- Te puedo decir que sé que a pesar de haber estado sumamente confundida cuando nos vimos por primera vez, estabas muy emocionada al enterarte que tenías hermanos. Porque siempre quisiste tener hermanos ¿No? –Luna le miró con preocupación, pero no respondió nada. - No te preocupes, no hace falta que me respondas, yo sé lo que sé y ya. –Suspiró- Como sea, yo vine porque quería saber cómo estaba Sylene. Sé que la dejé pasar y que parece que no me importaba nada de lo que pasaba con ella, pero sal saber que estaba con ustedes me quedé un poco más tranquilo. Pero no te puedo negar que la extraño, así sea para discutir, la extraño. –Una pequeña sonrisa se dibujó en el rostro de la chica-

—Ella está bien, nos cuidamos todos juntos. Sí, los ánimos están alterados, pero está bien. También podría decir que te extraña, pero ella sí sabe controlar sus emociones.

—Eso es porque no la conoces realmente. Ella es bastante pasional, cuando se obsesiona con algo, no para hasta encontrar lo que busca. Ahorita su obsesión es Alexander, créeme, no sé en qué va a desembocar esto, mucho menos ahora que están viviendo juntos. Me aterra pensar en las posibilidades, sobretodo viniendo de Sylene. –Negó como si de un escalofrío se tratara-

—¿Por qué elegiste a Agnes? –Preguntó Luna cambiando el tema. Jor le miró y suspiró-

—Ok, creo que a ti debo explicártelo. Yo no “Elegí” a Agnes. Yo no veo esto como una guerra entre bando. Veo a un grupo de personas que pueden llegar a verse afectados por decisiones del pasado. Decisiones que ni siquiera son de nosotros realmente. Entonces ¿Por qué Agnes y no tu que eres mi hermana de sangre? La respuesta es sencilla. Agnes necesita a alguien que la escuche, que la entienda. Eso no quiere decir que acepto su comportamiento, porque no es así, yo sé que tiene problemas de actitud, problemas de control. Pero la he estado conociendo y me he dado cuenta que la mayoría de estos vienen por sus padres. Por eso necesita un apoyo externo. Además, tú tienes a Alexander, y a Sylene. Ella es tu ferviente protectora, te lo digo para ratificar lo que te decía sobre lo pasional que es mi hermana. Luna, yo solo estoy intentado ver más allá de este problema, intentar encontrar una raíz y así evitar un conflicto mayor. –Ella le miraba con pena- Ya te lo dije, este problema que no es realmente nuestro, porque nosotros llegamos luego de una supuesta colisión, puede llevarnos a un límite devastador.  –Ella se pasó las manos por la cara-

—¿Cómo lo haces? ¿Cómo puedes estar tan sereno con todo lo que está pasando?

—Me apego solo a los recuerdos que tengo de mi vida anterior, los pocos que tengo. Pero no es fácil, porque aparecen los “Recuerdos” de esta vida para confundirme. –Suspiró- Hasta puedo decir que te entiendo. Hay un recuerdo sobre un amor perdido, una chica que al parecer amaba con locura, y la perdí por mentirle. Esto me hace sentir bastante mal. Pero traro de no pensar en ello. Y… Aunque no lo veas, realmente no estoy tan sereno. Sí he perdido las riendas un par de veces, puedes preguntarle a Sylene. Porque hay muchas cosas que intento encajar, y no logro hacerlo. –Volvió a suspirar y se puso de pie- Voy a irme, no le digas a Sylene que estuve aquí y pregunté por ella, luego va a creer que soy débil. –Luna no aguantó esa pequeña risita Tu no olvides lo que te dije, no dejes que esta “Realidad” te convierta en alguien que no eres. Nunca dejes de un lado la dulzura de tu corazón. –Se detuvo- Que cursi soné. –Negó repetidas veces haciendo que ella sonriera- Nos vemos luego.



   Pasado un rato, el resto de los chicos llegaban a casa. Tenían la intención de crear un ambiente agradable, pasarla bien por lo menos un rato. La intención era que cocinaran todos juntos, y compartieran. Evidentemente este mensaje no le llegó a Luna, porque ella se mantuvo alejada de todos durante toda la tarde. Incluso durante la cena, no quiso compartir ni una sola palabra. En todo el día no había parado de pensar en las palabras que le dijo Jor, quería que no tuviese la razón, pero en gran parte la tenía, y le sacaba la piedra saber que era así.

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