No quería dejar esperando a Ethan más tiempo del necesario, pero tratar de subirte el cierre de un vestido de noche era un acto casi imposible estando sola. Finalmente, y después de mirarme por todos los ángulos posibles en el espejo, bajé las escaleras a su encuentro.
—Estás preciosa —fueron las primeras palabras que salieron de sus labios.
Un vacío perceptible se comenzó a formar en la boca de mi estómago.
—Gracias —dije casi sin aliento— en verdad no debiste...
—Vamos —dijo con una sonrisa cálida.
Ethan abrió la puerta del copiloto y me ayudó a entrar con delicadeza, pero antes de que pudiera meter mi cuerpo por completo, miré preocupada hacia la mansión.
—No le he dicho a mi padre que saldré.
—Descuida, yo le he pedido permiso —me tranquilizó.
—¿Cómo?
—Le he mandado un mensaje —se encogió de hombros con sencillez.
Lo sé, tan sólo unos días atrás el simple hecho de avisarle a Ezra que saldría por la noche me hubiese parecido una locura, pero ahora que estábamos comenzando a abrirnos entre nosotros... simplemente no quería estropear las cosas con él.
—¿A dónde vamos? —le pregunté a mi acompañante una vez que puso en marcha el motor.
Ethan me miró de reojo sin dejar de sonreír.
—No sería una sorpresa si te dijera, ¿o sí?
—Vale, tú ganas capitán.
Me recosté en el respaldo del auto, y me dejé llevar a donde fuera que tuviera planeado, y no pude evitar pensar que este estaba resultando ser el mejor cumpleaños de mi vida.
***
Finalmente, nos detuvimos en un aparcamiento cerca de la bahía, al bajar del auto, el característico y penetrante olor a mar inundó mis fosas nasales, y el sonido de las olas destensó por completo cada uno de mis músculos, pero sin duda, lo más hermoso de todo, fue contemplar las luces de los juegos mecánicos que iluminaban todo a su alrededor.
—Nunca había estado aquí —dije sin despegar la vista de la rueda de la fortuna.
—Me di cuenta que te gustaba contemplar la bahía desde la ventana del cuarto de ensayos —dijo Ethan siguiendo la dirección de mi mirada.
De pronto, los recuerdos me volvieron a tomar por sorpresa, y no pude evitar pensar en Alexander sentado al borde de la azotea contemplando esta misma vista, pero desde las alturas. Su fantasma ocasionó una pequeña punzada en mi corazón.
Ethan me miró y sin previo aviso tomó mis manos entre las suyas.
—Sé que hay recuerdos que no puedo borrar —comenzó a decir— pero permíteme ser quien haga nuevos contigo.
Puedo jurar que en ese momento, tenía los ojos tan abiertos de par en par, que en el momento en que sus labios se encontraron con los míos, ni siquiera tuve tiempo de cerrarlos por completo. Fueron apenas unos segundos, pero fue suficiente para dejarme aturdida por completo.
Mi expresión debió de haber sido todo un poema, porque al momento en que Ethan reparó en ella, se comenzó a preocupar.
—Kate, lo siento, no quise... —comenzó a decir.
—No pasa nada —dije lentamente sin saber muy bien qué hacer.
Ethan se pasó una mano por el rostro con frustración, y yo sujeté su hombro.
ESTÁS LEYENDO
Good Girls love Bad Boys
Roman pour AdolescentsAsentí con la cabeza, consiente de que tal vez no vería mi gesto, y como una nena pequeña que asustada corre a resguardarse dentro de las cobijas, me adentré en la cama. Podía sentir un cálido y electrizante calor irradiando de Alexander, quien se e...