Fuera, el viento helado caló mis huesos provocando que me detuviese en seco a los pies de las escalerillas metálicas de incendios.
—Nuestro clima no se compara con el de California, ¿Cierto? —dijo Ethan quien me observaba divertido.
—No está tan mal —reí— Es bueno alejarse un poco del calor, el problema es acostumbrarse.
Los ojos pardos de Ethan me miraron fijamente, como si me estuviera estudiando de hito en hito, algo que de cierta forma me incomodaba un poco.
—¿Qué?
—Nada —sonrió al tiempo que negaba con la cabeza— Estaba pensando que eres muy pálida, considerando que allá todos están bronceados.
—Ah... —exclamé, sintiéndome repentinamente apenada.
—¿Qué? —ahora fue el turno de Ethan de mirarme con curiosidad.
—Yo.... Bueno, sé que es algo muy tonto pero.... —lo miré— soy alérgica al sol.
Una ligera carcajada ascendió por los labios de Ethan, provocando que su cabeza se hiciera ligeramente hacia atrás, pero al ver que lo miraba con incomodidad paró en seco.
—Oh, ¿Hablas en serio?
—Eh... Sí. Desde pequeña no puedo permanecer demasiado tiempo a la intemperie —dije al tiempo que pateaba con la punta del zapato una pequeña piedra rojiza.
—Perros —dijo repentinamente Ethan después de haber aclarado su garganta.
—¿Disculpa? —lo miré confundida.
¿Había escuchado correctamente?
Una cálida sonrisa brotó de sus labios.
—Soy alérgico a los perros.
—Oh, es una lástima —exclamé apenada.
—No tanto —dijo mientras comenzábamos a caminar hacia los demás, quienes estaban recargados en sus autos y conversaban animadamente— Igual siempre he sido una persona de gatos —sonrió— pero no se lo puedes decir a nadie.
Nuestras miradas se volvieron a cruzar y una cálida sensación en el pecho me hizo sonreír despreocupadamente. Me agradaba aquél chico.
—Prometido.
***
—Vas a venir al concierto ¿Verdad, Kate? —comentó Nate al tiempo que le daba una calada a su cigarrillo.
—Depende... —dije con lentitud.
Me encontraba sentada en el cofre de la jeep roja de Nate, con una botella de cerveza entre las manos, la cual ni siquiera me había molestado en dar más de dos sorbos.
¿Qué puedo decir? Nunca había sido una gran fanática de sabores fuertes y amargos. El percibir aún ese sabor en la boca me hizo sentir un leve escalofrío por todo el cuerpo.
—¿De qué? —preguntó Aaron quien estaba demasiado cerca para mi gusto, sentado a mi costado derecho.
—No puedo pagar una entrada demasiado cara —dije poniéndome colorada de repente.
La verdad es que no había traído demasiado dinero conmigo ¿Le tendría que estar pidiendo dinero a mi padre? Aquella situación me parecía un tanto extraña.
—De eso no hay problema —sonrió Nate quien se encontraba delante de mí, recargado en el BMW de Aaron —dices que vienes con nosotros y listo. No necesitas pagar una entrada.
—No lo sé, no me gusta que me estén pagando todo —dije haciendo una mueca.
—Considéralo un regalo de bienvenida —dijo Ethan guiñándome un ojo.
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Good Girls love Bad Boys
Fiksi RemajaAsentí con la cabeza, consiente de que tal vez no vería mi gesto, y como una nena pequeña que asustada corre a resguardarse dentro de las cobijas, me adentré en la cama. Podía sentir un cálido y electrizante calor irradiando de Alexander, quien se e...