Según la ley de la atracción para obtener las cosas que queremos hay que mantener la atención en las cosas buenas, para que de esta manera las cosas malas pasen a un segundo plano y logremos ser felices.
Emmanuel acababa de sincerarse conmigo, preocupándose internamente por mi reacción. Si, había arruinado las cosas una vez, pero en esta ocasión era diferente y yo no podía darle la espalda por haber tomado esta decisión, que después de todo era para su felicidad. No sería yo quien se la arruinaria.
Por esa razón me quedé y permití que la pequeña burbuja fuera creada nuevamente, aun sabiendo que esta terminaría explotando. Se deja el pasado atrás y se disfruta el presente, así de simple.
—Eres tan patética que me encanta—Intenta coquetear Emmanuel, pero le sale más como una burla. Ser tierno y cariñoso no era mucho su tipo y comentarios como este solo hacían que se pusiera un poco en ridículo.
Estábamos caminando hacia mi casa, después de aquel momento accedí a que me acompañara, después de todo me agradaba su compañía y tenía que aprovecharla antes de que se fuera.
—Y tú—Finjo un suspiro de enamorada y continúo—. Eres tan idiota y ridículo —Le respondo en forma de broma y él me enseña su dedo medio provocando que yo ría. Sí, ahí estaba el Emmanuel que yo conocía.
—Después no te quejes porque no soy tierno ni cursi —Rechista y yo río más fuerte a lo que él me mira serio y cruza los brazos sobre su pecho.
—Yo no tengo la culpa de que tu seas mas seco que el desierto del Sahara, no me culpes si es raro para mi —Me encojo de hombros y empiezo a menear mis caderas mientras camino y logro escuchar un “Rara tu” por parte de Emmanuel.
El hacer una especie de baile en la calle me hizo recordar el día en que bailé junto a Alessandro, habíamos empezado a crear una pequeña y rara conexión que me gustaba. Además recordé que quise besarlo y de inmediato siento vergüenza, Alessandro no era el tipo de chicos que me inspiraba a decir “Hazme tuya” de la forma sana, más bien me inspiraba confianza y besarlo sería romper ese lazo.
—Te pierdes mucho en tus pensamientos Calwell —Afirma Emmanuel detrás mío y yo muerdo mi labio inferior, era cierto que últimamente pasaba más tiempo con mi cabeza que con personas, pero en mi defensa se debía a que muchas cosas estaban sucediendo a mi alrededor y aún no tenía la suficiente madurez mental como para entenderlas del todo.
—Lo siento, es que todo esto me sofoca un poco —Confieso y suspiro, Emmanuel se posa a mi lado y luego me pasa uno de los auriculares de su celular para que juntos escuchemos música.
Hacer esto era casi como una tradición, no había necesidad de pronunciar alguna palabra, conocíamos nuestros gustos musicales y los disfrutábamos juntos, eso era más que suficiente.
Faltaba poco para llegar a mi casa y de vez en cuando intercambiaba miradas con Emmanuel, solo las suficientes para decir algunas cosas con la mirada sobre la canción que escucháramos. Finalmente llegamos a mi casa, estaba a punto de despedirme como de costumbre, pero la voz de Emmanuel interrumpió mi acción.
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NO SEAS OTRO ERROR [EN EDICIÓN]
Teen FictionEileen Calwell había dedicado gran parte de su vida a ser una chica aplicada, incluso aprendió a vivir en la monotonía para no arruinar todo aquello que se había empeñado en construir durante años. Pero, todo esto cambia cuando una enfermedad se atr...