Capítulo 16

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Era sábado en la mañana, me encontraba peinando mi incontrolable cabello castaño mientras miraba mi triste reflejo en el espejo

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Era sábado en la mañana, me encontraba peinando mi incontrolable cabello castaño mientras miraba mi triste reflejo en el espejo. El día anterior llegué sana y salva a casa o al menos físicamente, porque emocionalmente estaba herida.

Mi papá noto mi estado la noche anterior y no dudó en abrazarme, tampoco se lo impedí porque de verdad lo necesitaba. Hablé con mis papas de lo sucedido y me propusieron quedarme en casa si no quería ver a Emmanuel, sin embargo me negué y acepté despedir a Emmanuel, después de todo era una promesa y no podía romperla.

—Vamos a desayunar de vuelta al aeropuerto, te parece bien —propone mi mamá entrando a mi habitación. Llevaba puesto un atuendo fresco, unos vaqueros negros que solo se ponía de vez en cuando y un abrigo gris que hacía juego con sus aretes plateados, además no llevaba tacones si no unas zapatillas blancas casuales.

—Me parece bien —respondo y salgo del baño con el peine en la mano. Noto como mi mamá repasa con la vista mi atuendo y luego me da una sonrisa de boca cerrada.

Por el contrario de ella yo llevaba un atuendo más casual y apagado el cual consistía en un jean rasgado en las rodillas, un suéter negro dos tallas más grandes que yo  y unas vans negras.

Dejo el peine en el tocador y tomo asiento en la orilla de mi cama para luego soltar un suspiro cansado, mi mamá se queda de pie observándome y luego decide hablar.

— ¿Estás segura que quieres ir? Puedes quedarte aquí con tu hermana. No hay ningún problema por nosotros. —Me cuestiona  y yo niego con la cabeza. Primero no habría forma de que yo conviviera con maléfica y segundo, debía afrontar los problemas en vez de huir de ellos.

Mi mamá asiente con la cabeza y sale de mi habitación conmigo siguiéndola, llegamos a la sala en donde se encontraba mi papá sentado en uno de los sofás revisando algo en su celular. Cuando nos ve se levanta del sofá y   guarda el celular en el bolsillo trasero de su pantalón.

—Listas. —Sonríe y se pone su chaqueta de cuero café, mi mamá y yo asentimos con la cabeza y él continúa—. Perfecto, antes que nada daré unas indicaciones y nos vamos —dicho esto llamó a maléfica quien bajó las escaleras con su pijama aun puesta. No la culpaba, eran las ocho de la mañana y de haber sido yo, aún estaría durmiendo.

Mi papá le da ciertas indicaciones a la pelinegra y esta solo asiente repetidas veces mientras mi mamá y yo nos enfrascamos en una conversación sin mucho sentido. Mis padres se despiden de mi media hermana con un beso en la mejilla y luego salimos de la casa hacia el auto con rumbo al aeropuerto, donde ya debía estar Emmanuel junto con su mamá.

El camino al aeropuerto fue silencioso, yo me puse los auriculares y me perdí escuchando música de mi celular, mientras mis papás cruzaban palabras de vez en cuando. Al llegar al aeropuerto mi papá se estacionó y yo pude sentir a mi pecho oprimirse en cuanto salí del auto.

Aunque estaba molesta con Emmanuel era imposible no sentirme triste, lo quería e iba extrañarlo demasiado en el tiempo en que estuviera fuera. Podía ser un castaño odioso y grosero, pero era mi mejor amigo y yo lo quería.

NO SEAS OTRO ERROR [EN EDICIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora