Capítulo 18

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*Recomendable tener pañuelos y escuchar alguna canción de la playlist*

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Abrí mis ojos y lo primero que noté fue el color blanco del techo. ¿Dónde estaba? ¿Qué había sucedido? Lo último que recordaba eran las voces de algunas personas diciéndome que no me durmiera.

Repaso con mi mirada el lugar en el que estoy y descubro que es el cuarto de un hospital, ¿Tan mal me había puesto? Me acomodo en lo que parece ser una cama y hago una mueca cuando una punzada de dolor invade mi mano izquierda, al girar mi vista noto que hay una jeringa enterrada en ella.

Tuve la tentación de quitarla, pero me retracté porque tal vez no era lo mejor. Concentré mi mirada en algún punto de la blanca habitación hasta que nuevamente una punzada de dolor me invadió, pero esta vez en la cabeza. ¡Eso es! Debí haberme desmayado en el restaurante en el que fuimos a desayunar y por eso estaba aquí.

Cierro mis ojos con fuerza y cuando los abro nuevamente me sobresalto al ver un moreno con rulos sonriéndome ampliamente.

—Hasta que despiertas, le avisaré a tus padres para que vengan —informa y sale de la habitación dejándome sola, minutos después aparece él junto a mis papás y un doctor de mediana edad tras ellos.

—Eileen qué bueno que estas despierta ¿Cómo te sientes? —pregunta amablemente el doctor mientras revisa una planilla que está en sus manos.

—Bien —miento. La verdad es que me sentía terriblemente mal, pero no quería quedarme en aquel lugar con olor a medicamentos. Lo único que necesitaba era descansar y no necesariamente en el hospital.

—Me alegra mucho. Te pondré al tanto de lo que te sucedió, te desmayaste pero no fue nada grave, lo más probable es que haya sido estrés y el no haber comido bien. Lo que alarmó a tus padres fue el hecho de que no despertaras con el olor del alcohol aunque ya todo está controlado. Te haremos unos estudios para confirmar que todo está en orden —informa y luego se despide con asentimiento de cabeza.

Suelto un suspiro cansado y miro a mis papás quienes me dedican una mirada reprobatoria, el cabello de mamá está un poco despeinado y noto que tiene la misma ropa del aeropuerto por lo que deduzco que no he estado inconsciente por mucho tiempo.

Por otra parte mi papá tiene un vaso desechable en su mano, donde supongo había café o alguna bebida que venden en las cafeterías de los hospitales. Alessandro me dedica una sonrisa lobuna y luego sale del lugar dejándome sola con mis padres.

—Ya oyeron, no hay por qué preocuparse. —Trato de animarlos pero estos mantienen su expresión seria.

—Esto no es una broma Eileen, te desmayaste. Debimos hacer caso omiso a tu solicitud y haberte traído inmediatamente aquí para que un dermatólogo revisara tus moretones. Ah, pero eso no es lo peor, estabas hirviendo cuando te desmayaste ¡¿Cómo fue que nos lo ocultaste?! —Me reprende mi mamá y me sobresalto cuando eleva la voz en la última frase.

NO SEAS OTRO ERROR [EN EDICIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora