Capítulo 37: Mis deseos más oscuros 🖤

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Woo pasamos las noventa y cinco mil lecturas 🌺
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~ Un mes después ~

Cristián POV:
Hoy es una noche diferente, pues Victoria me estaba preparando una sorpresa. No sé de que se trata pero me intriga saberlo. Ahora me encuentro en la oficina, según Paulina lo poco que me pudo adelantar por teléfono. Adriana y Rubi fueron a visitar a Angelina desde ayer, Victoria dijo que el domingo o sábado volvería, según que le pintara a esa loca. Por otro lado Paulina me aconsejó comprar rosas rojas, pero más que rojas, compre unas blancas. Salgo de la oficina, le dejo unas cosas pendientes a mi secretaria para mañana. Cogi el ascensor para llegar rápido a la cochera.

~ Minutos después ~

Tras unos minutos de camino, llego a casa, me adentró y todo luce en silencio. Me saco el saco, aflojó mi corbata.

—Victoria, mi amor ya llegué —digo en voz alta y nada.

Camino en silencio hacía una pequeña mesita, sobre ella había un sobre. Lo abro y leo, allí dice que suba las escaleras y entre a nuestra habitación.  Una sonrisa se me dibuja en mis labios, guardo la cartita en mi pantalón. Mientras subo las escaleras, la luz de la sala se apaga y se prende la de los pasillos. Tras abrir la puerta de nuestra habitación, las luces del pasillo también se apagan. La habitación estaba a oscuras, solo ilumina unas velas.

—¿Victoria?

—Aquí estoy —dijo con voz seductora y apareciendo por detrás, abrazando mi cuello.

—Mm mi amor —digo en un gruñido.

Ella besa mi cuello a oscuras, lleva sus manos a mi camisa. Comienza a desabotonar mi camisa, siento placer al sentir como acaricia mi pecho.

—¿Te gusta?

—Me encanta y mucho —dije con la voz agitada.

Me termina de quitar la camisa, se aleja de mí y prende las luces de la habitación. Dirijo mi mirada a ella y quedo embobado tras ver esa lencería púrpura que traía puesta. Me hacía vibrar sin haberla tocado, con tan solo mirarla se encendía todo dentro de mí.

—¿Tienes hambre? —pregunta con voz suave.

—Sí.

Se acerca a mí, besa mis labios y luego me empuja a la cama. Mis ojos siguen sus curvas, cada movimiento de su sensual cuerpo.

—Quiero que te quedes quieto —dijo en mi oído, yo asentí sumiso —Así me gusta, hoy seré quien te domine.

Una sonrisa perversa se forma en sus labios, camina hasta una pequeña mesa. La cuál tiene velas y mantel rojo, trae un plato con verduras y carne picada, creo que es un salteado de verduras. Pero bueno pierdo el horizonte cuando Victoria se sienta en  mis piernas. Por bajos instintos, llevo mis manos a sus trasero, lo aprieto un poco y un leve gemido escapa de sus labios rojos. Los que con tanto deseo miro y deseo probar. Lleva un trozo de carne y verduras a mi boca con un tenedor, me saboreo porque esta muy delicioso. En mi paladar siento que esa comida tenía un sazon distinto, no era hecha por Paulina. Y así continúa varios minutos alimentandome, hasta que que se levanta, deja el plato sobre la mesa. Su caminada sexy me provoca, la sigo con la mirada, vuelve a mí y trae esposas.

No Soy Ella (La Sumisa)+18✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora