Oscuro

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Vuelvo con Cole, sin tener muy claro de dónde, pero lo veo tirado en el suelo, inconsciente.

- ¡Cole! - exclamo mientras corro hacia él.

Al acercarme le veo una herida, un corte muy profundo del que brota sangre continuamente.

- No, no puede ser - susurro.

Acerco la cabeza a su pecho y descubro que no tiene pulso.

Intento desesperadamente tapar la herida, sin saber muy bien por qué.

Oigo una risa por todo el lugar.

Consciente de que ya no puedo hacer nada por Cole me levanto lleno de ira y con poder en lugar de sangre fluyendo por mis venas.

- Qué pena - dice una voz conocida, la voz de Corv - Habría sido una buena marioneta.

Miro todo a mi alrededor, pero su voz resuena por todos lados.

- Te mataré - digo - Te mataré de la peor manera posible.

- ¿Ah si? ¿Y cómo piensas hacerlo si ni siquiera me ves?

- Lo haré aunque tenga que destruir este bosque para hacerlo - respondo.

Se ríe de nuevo, lo que es la gota que colma el vaso, ya no sentía compasión por él, pero ahora siento más que odio puro, ahora lo mataría de mil maneras, cada una más dolorosa, pero sólo puedo hacerlo una vez, y sé cómo lo haré.

Notó movimiento a la izquierda y corro a toda velocidad siguiendo la trayectoria de lo que se mueve, vigilando por más movimientos a mí alrededor.

Mi objetivo se detiene al llegar al árbol aviso, dónde lo veo.

- No puede ser - dice - No está muerta.

- Murió a mis manos, no te preocupes por ella, deberías preocuparte por ti mismo - digo, acercándome a él por detrás.

Se gira y veo en el reflejo de sus ojos mi imagen, pero no yo, tiene alas negras, piel gris, ojos rojos y cuernos negros entre mi pelo castaño.

- No, tú no puedes ser eso - dice Corv, mirándome con terror.

Sonrío, mostrando unos afilados dientes.

- Éste soy yo - respondo, alzándolo en el aire con mi mano.

Estrujo su garganta, pero es una muerte muy rápida, mejor hago otra cosa.

Acerco mi boca a su brazo y lo muerdo, arrancándole un trozo de carne.

Lo tiro en el suelo, preparándome para descuartizarlo a mordiscos, pero se marcha.

- Es demasiado tarde para esconderse - digo, siguiendo el rastro de sangre que deja.

- ¡Bane! - exclama una voz femenina.

No hago caso, no puede ser Dana, está muerta, y Cole también, y un objetivo está eliminado, el otro se está escondiendo.

- ¡Bane! ¡Soy yo, Dana!

Parpadeo al ver su figura ante mí, con su mano en mi pecho.

Me quedo inmóvil al verla y se me saltan las lágrimas, pero debo matar a Corv, ha matado a Cole.

Sigo adelante.

- ¡Bane! - exclama Dana - ¡No está muerto!

Me freno en seco y la miro a los ojos, no parece que mienta.

- ¿Cómo lo sabes? - digo, aunque no con mi voz, con una voz muy grave.

- Lo sé, mi diosa me mostró dónde estabas, tengo el presentimiento de que no está muerto - responde.

Sigo con la mirada el rastro de sangre.

- Otra ilusión - gruño.

- Eso parece - responde ella.

- Algún día te haré sufrir igual que haces tú - suelto al aire.

- Vamos hasta donde está Cole - dice

Asiento, y empezamos a correr hasta donde estaba Cole.

Lo encontramos sentado, todavía esperándome.

- Da... ¿Dana? - pregunta Cole con lágrimas en los ojos.

Dana también llora y se lanza a Cole para fundirse en un abrazo.

Tras ellos aparece el espíritu, que me mira, como decepcionado.

Cole me mira, sonriendo.

- Gracias - dice.

Lo miro, extrañado y me alejo un poco, apartando la mirada de sus ojos.

- ¿Por qué no me tenéis miedo? - pregunto.

- ¿Por qué iba a tenerlo Cole? - me pregunta Dana.

- Por lo que soy, porque soy un monstruo - respondo.

- No eres un monstruo - replica Dana.

- ¿Cómo llamarías a alguien con esta apariencia? - pregunto, con las palmas de las manos hacia mí, mostrándome.

- Eres una persona - responde Cole.

Lo miro, y luego miro mis manos, que vuelven a ser normales.

- ¿Qué?

- No te entiendo Bane, ¿estás bien? - pregunta Dana.

- ¿No me has visto alas? - pregunto.

- ¿Alas? No.

¿Me estoy volviendo loco? Demasiada presión.

Noto mucho cansancio de repente y no puedo con mi cuerpo, lo único que quiero es dormir, y por un momento veo borroso, veo cómo el mundo se desplaza de vertical a horizontal.

🔵🔵🔵

- No puedes dejarte llevar por la ira - dice la voz del espíritu.

Abro los ojos y lo veo ante mí. Estamos en una especie de jardines de un castillo con verjas de oro.

- ¿Donde estamos? - pregunto.

- No te lo puedo responder por ahora, tú céntrate en escucharme.

Asiento.

- No debes dejarte llevar por la ira o perderás el control. Casi ocurre hace un momento, tienes mucho poder y no sería bueno que perdieras el control de todo él.

No entiendo nada de lo que dice, y noto susurros a medida que la voz del espíritu se hace más lejana hasta el punto de no poder escucharla.

- ¿Sabes de lo que hablaba en el bosque? - escucho la voz de Cole.

- No, pero me hago una idea - responde la voz de Dana.

- Tengo entendido que os salvó ¿no? - pregunta la voz de Lux.

En un silencio incómodo escucho los inconfundibles ronquidos de Axel.

- Si, - responde Cole - y aún no sé cómo pudo librarse de ésas cadenas, cada vez que forcejeaba se apretaban más.

- Hablaba de alas, pero no se las vi, ¿las viste tu? - pregunta Dana.

Noto que ya puedo despertarme, pero espero la respuesta de Cole.

- No. Tampoco sé por qué nos preguntó si le teníamos miedo, nunca podré tenerle miedo si me está salvando todo el rato, lo único que podré hacer es quererlo.

- Pero no sabemos lo que vió, a lo mejor tiene una razón para decirlo - dice Lux.

- Si, tienes razón, pero seguro que hay alguna razón para preguntarlo, si la imagen que vió lo aterroriza tanto es normal que crea que los demás deben temerle - responde Dana.

Abro los ojos y me incorporo, bajo la atenta mirada de todos, hasta de Axel, que se ha despertado.

- ¿Cómo estás? - pregunta Cole.

Chaos I: La Profecía [En Pausa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora