Daga

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Todos están malheridos, desangrándose, y no sé qué hacer, no soy sanador, no puedo derivar mi poder a los demás, sólo funciona conmigo, y de todas formas, los hilos no saldrán.

Cole es el que está peor por lo que parece, así que me acerco, y lo veo peor de lo que me imaginaba.

- ¡Cole! - exclamo.

Él abre los ojos.

- ¿Estás bien? - pregunta

- Deja de preguntar tonterías, debo curarte - respondo.

Él sonríe.

- Creo que ya ha llegado mi hora - dice.

- No digas eso, no seas estúpido, no te rindas - digo, empezando a llorar al verlo perder su chispa.

Alguien me toca el hombro, me giro y veo a Morine. La verdad es que no la he visto antes por aquí.

Aparentemente no tiene heridas, y mira a Cole con mucha preocupación.

Nathan se acerca a mí, con la intención de apartarme de Cole, pero con una mirada ya sabe que no pienso hacerlo y se aleja hacia Lux.

Estoy entre Cole y Axel, los dos cayeron muy cerca, no sé qué es lo que hacían, pero acabaron casi igual de heridos.

Morine está curando a Cole, y parece que funciona, ya empieza a mover algo los brazos, aunque sólo sean impulsos inconscientes, es un avance.

- Yo no quería hacer nada de esto - dice la voz del chico - cuervo.

Me giro, enfadado, deseando que cada parte de su ser se pudra con el peor de los males.

- Eres uno de los subordinados de los señores de las tinieblas ¿verdad? - pregunto, acercándome a él.

- N...No - responde él, colocando las manos frente a él, como defendiéndose.

Cuando estoy frente a él, le saco la daga y la miro.

Es el artefacto al que vinculé su alma, si se rompe volverá a ser la nube de cuervos de hace un minuto, y no creo que me mienta, no tiene pinta de ser mala persona, ya me he fiado de más de una persona y me han traicionado, pero me fié de los elfos, él debería tener las mismas oportunidades que ellos.

Dana aparece en la parte alta de las escaleras, y baja a toda prisa hasta Cole, poniéndose a llorar de rodillas a su lado.

Verla así me parte el corazón, verlos a todos heridos me parte el corazón, y yo con mis magias inútiles no puedo ayudarlos, no puedo hacer nada por salvarlos, no puedo...

Escucho unos susurros por toda la sala, unos susurros que me dicen que soy un inútil, que soy un cobarde y que soy un asesino.

Me agacho en el suelo y me llevo las manos a la cabeza, a los oídos de nuevo para dejar de escucharlas.

Nathan se acerca y se agacha ante mí, noto su presencia a pesar de tener los ojos cerrados, noto su respiración, noto sus latidos, escucho su sangre fluir por las venas.

- Bane - me llama.

Aprieto más las manos contra los oídos.

- Bane, levanta - dice.

Me clavo las uñas tras las orejas de la fuerza que hago para reprimir los susurros, pero no sé van, y entre ellos suena la voz de Nathan, debe ser él el que los hace, sí, eso es, es Nathan el culpable de mi comportamiento tan errático.

Agarro su brazo, manchando su chaqueta blanca de sangre y levanto la mirada para mirarlo directamente a los ojos.

- Bane, sé que no me harás daño, sé lo que te ocurre, déjame ayudarte - dice.

- No, tú eres el que provoca los susurros, tú eres el culpable de mi comportamiento errático, tú eres un señor de las tinieblas.

- Bane, no soy nada de eso - dice, tranquilo - No debes dejar que te ciegue la ira, debes mostrarle a la bestia quién manda.

¿Y si es la bestia la que hace los susurros? No puede ser Nathan, los susurros llevo escuchándolos desde que tengo uso de la razón. No, Nathan me ha espiado, él es el culpable de los susurros, no debo dudarlo, no debo... No debo dejarme dominar por la bestia.

Sacudo la cabeza, los susurros desaparecen, pero en su lugar ha quedado un ligero mareo, que supongo pasará rápido.

- ¿Lo ves? Puedes con la bestia - dice Nathan, sonriendo.

Lo miro, perplejo, ¿cómo sabe que lo he hecho?

- Eres alguien fuerte, eso no lo dudes, y recuerda que tú eres quien manda, no esa bestia inmunda - dice, para luego acercarse a Morine, que ya ha acabado de curar a Cole y ahora está con Axel.

Veo al chico de los cuervos escondido en la sombra de una esquina, y un pensamiento de dolor me invade.

Se parece mucho sin dudarlo a un chico del edificio que no quería que nadie hablará con él, siempre estaba sólo y pasaba desapercibido, era lo que él quería, y un día se encontró su cadáver en el fondo de las escaleras, al parecer se suicidó, y no quiero que eso pase con éste chico, puede ser mi oportunidad de resarcirme de aquello, por no haberlo ayudado aunque no quisiera.

Me acerco a él, y él se pega totalmente a la esquina, con miedo.

- Tranquilo, no te asustes, vengo a proponerte algo.

Él se acerca un poco a mí.

- Quería que nos ayudaras, pero usaré la daga como arma en caso de necesitarla, ¿vale?

Una expresión de pura felicidad aparece en su rostro, no puedo evitar sonreír, pero simplemente no quería dejarlo sólo.

Cole empieza a levantarse, y Morine está ahora con Lux.

- ¿Qué ha pasado con los cuervos? - pregunta, sentado.

Miro al chico-cuervo y luego aprieto la daga en mi mano.

Un cuervo baja y se posa en su brazo.

- Hola bonito - dice él - ¿Qué es lo que quieres de mí?

El cuervo grazna y baja la cabeza, en la que el chico lo acaricia.

Parece ser que tiene facilidad de contacto con él, en realidad parece que es su mascota.

- Él es los cuervos - responde Dana.

Cole mira al chico y luego me mira a mí.

- ¿Cómo?

Bajo la mirada y miro la daga.

- Vinculé su alma... a la daga - respondo.

Él me mira sorprendido.

- ¡Pero eso es imposible! - exclama Nathan, volviendo a acercarse a mí.

Bajo la mirada, de nuevo.

- No lo es - responde Dana, acercándose a mí lentamente.

Chaos I: La Profecía [En Pausa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora