Evocationis

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El lugar se llenaba de sus risas, todo estaba en silencio hasta que ella llegó.  Los pequeños animales del bosque miraban con curiosidad al pequeño ser con cabellos de oro. Una pequeña mariposa tomó el valor de acercarse a la niña y posarse sobre su nariz; la pequeña tenía un corazón demasiado noble, le era imposible no cuidar la vida del insecto de hermosas alas, así que no hizo más que admirarla hasta que abandonó su nariz.
Jugaba con la falda de su esponjoso vestido, al fin se veía como una niña que que disfrutaba de su inocencia y sin preocupación alguna.

Extendió una de sus pequeñas manos a ella, pero el demonio sólo negó con la cabeza, no deseaba jugar;  para ese oscuro ser, el placer se encontraba en ver a la pequeña reír.
¿Cómo puede ese ser tan pequeño causar tantos sentimientos en ella?

La pequeña saltaba entre las flores, teniendo cuidado de no aplastarlas, sus rizos dorados brincaban con ella.

Ese día jugó tanto, como nunca en su vida; corrió, brincó y bailó hasta el cansancio. Cuando no pudo más decidió dejarse caer sobre las flores, eran el lugar perfecto para una siesta... eran suaves, cómodas y acogedoras, pero ya no eran blancas como antes de que se acostara la pequeña. Scarlett había manchado las flores con el rojo carmín de la sangre que corría desde su espalda.

ScarlettDonde viven las historias. Descúbrelo ahora