Un espacio.

101 15 15
                                    

- Espera... ¿tu eres qué? -Cuestionó un poco confundido, yo sabía muy bien que él no quería escuchar esas respuestas y yo tampoco tenía muchas ganas de explicarle.

-Si bueno, soy un Angelic Demon, un ángel demoniaco, mitad demonio, mitad ángel, muy poco comunes en el mundo inmortal.

- Si, entendí eso, había escuchado de ustedes, pero nunca me había encontrado con los mismos. Lo que me causa mas intriga es tus parientes ¿Como es eso posible?

-Detalles, detalles... Todo a su tiempo pequeño saltamontes.

Al parecer entendío que no tenía muchas ganas de contarle por lo que cambió rápidamente el tema y el postre ordenó. Así siguió la platica durante un buen rato, entre grandes risas y buena comida. La cena terminó y salimos del restaurante.

- ¿Como harás para volver a casa? -preguntó Joseph haciéndome salir de mis pensamientos.- Es decir, sé que no tomarás un avión y supongo que tienes poderes y eso ¿No?

-Si, tengo poderes por lo que me teletransporto cuando quiero ir de un lugar a otro ¿No te lo había explicado ya? -cuestioné un poco confundida.

-Ya lo has hecho -se limitó a murmurar antes de relajar sus hombros a sus costados- te acompañaré a casa - anunció muy firme en su decisión.

No les voy a  mentir a pesar de ser riesgoso (¿Quién lleva a un chico al que acaba de conocer a su casa?) realmente quería que me acompañara, ya saben esas típicas escenas en las que el chico acompaña a la protagonista hasta la puerta de su casa mientras sus padres la observan desde la ventana.

-Imposible -Respondí. Lo sé, dije que quería que me acompañara pero las cosas no siempre resultan como uno espera.

-¿Tienes padres muy sobre protectores?  -cuestionó con total inocencia.

-No es eso... Sólo sucede que... -comencé a balancearme sobre la punta de mis pies, algo apenada, sin saberlo eso se había reflejado en mi rostro que ahora presentaba un tono carmín.- Mis poderes están ligados a mis emociones y al grado en que las siento, hay algunas emociones que aún no he explorado del todo por lo que hay poderes que aún no puedo dominar. tengo la teletransportación, pero no sé transportar personas conmigo. Una vez me intenté transportar junto a mi hermano mellizo y al aparecer en nuestro destinó nos habíamos convertido en siameses, no querrás ni saber cómo hicimos para separarnos.

-No es necesario que nos teletransportes tú, no olvides que soy un mago.- arqueó una ceja de manera sutil mientras sacaba su varita de su bolsillo trasero  y la agitaba en el aire- yo lo haré.

Sabía que no iba a ceder por lo que sólo asentí con la cabeza y dejé que sus brazos me jalaran hacia él. Sus manos me guiaron hasta su pecho donde fui rodeada en algo similar a un abrazo. Mis manos se fueron a dar a su pecho apoyándome en él, sentí su mirada en mí y de la forma más tonta me sonrojé. Era unos centímetros más baja por lo que mi cabeza se podía esconder fácilmente entre su tórax. Muy apenada deje que agitara su varita y de repente una nube entre rosada y azul nos rodeó, más adelante descubría que él le llama gusano y es que es justo la forma que posee. Aquel humo de color nos atrapó y sólo supe que estaba flotando.
La velocidad era incalculable, lo suficientemente rápida como para llevarnos a través del continente pero lenta como para que girara mi rostro y descubriera a mi al rededor lo diferente que era viajar de esta manera. Podía ver a las personitas debajo de nosotros, sus casas, sus patios, las grandes estructuras de los edificios.... Podía verlo todo.
Fue rápido, pero hermoso, sin saberlo mis pies ya tocaban el suelo y estaba sobre la entrada de mi casa ¡completamente entera! No me había fusionado a él, estaba bien, pero al voltear me sorprendí un poco, el chico se encontraba doblado sobre su estomago y una tos seca apareció, se veía algo cansado y mareado por lo que en una gran zancada me acerqué a el para ayudarlo, lo tomé del brazo para levantarlo y lo llevé a una banca  que colgaba en el portal de mi casa, ya saben, de esas que son sostenidas por cadenas y dan la sensación de estar flotando.

- ¿Que ha pasado? -cuestioné un poco preocupada por su estado actual.

-Suele pasarme- aclaró él- quedo algo cansado, las teletransportaciones, para más de una persona, tienden a llevarse toda mi energía.

Me quedé junto a él en silencio por un rato, prestando atención disimuladamente a sus hoyuelos, enserio tengo una adicción con esos huequitos, pero creo que en él me gustan más, no entiendo él porque, nunca lo entendí, pero él siempre supo como llamar mi atención.
Después de unos minutos el silencio fue roto y dio paso a más bromas y risas, pero comenzaba a hacerse más tarde y por más que nos teletransportemos a los padres no se les hace mucha gracia que sus hijos lleguen a altas horas y aún menos si estaban con una sola persona, ya saben a lo que me refiero, tienden a pensar lo peor, todo menos confiar en nosotros.

-Ya debo irme, Scarlett, fue un placer haber pasado la noche contigo.

-Lo mismo digo, Joseph, a sido bueno correrse el riesgo de cenar con un extraño. -aseguré logrando sacarle una risa- espera... ¿Cómo regresarás? La teletransportacion te volverá a dejar débil, pero esta vez estarás sólo. -Cuestioné algo alarmada.

-Tranquila, Scar, sólo me sucede cuando llevo a alguien conmigo y cuando estoy en un lugar repleto de espejos ¡Esas cosas son del diablo! ¿Para qué necesitamos vernos si sabemos que estamos guapos?

Ahora fui yo quién se echó a reír con su comentario. Mis dedos jugaban algo nerviosos detrás de mi espalda mientras me balanceaba con la punta de mis pies sobre mi cuerpo.
Sin darme cuenta, Joseph, se acercó a mí y plantó un suave y dulce beso sobre mi mejilla, logrando que suspirara en mi interior, oficialmente este chico me volvía, me vuelve y siempre me volverá loca.

-Linda noche, ángel.

Y así como aparecimos él desapareció dejándome frente al portal con mis gestos de sorpresa ¿mi primer beso?  Ya... Ya, se que fue en la mejilla, pero es el primer beso que me da un chico que no es mi padre.
Entré a mi casa sin importarme lo sola que estaba la misma, sin prestar atención a lo abandono de lugar. Subí la escalera casi corriendo,me cambié como pude para luego aventarme sobre mi cama, tomé una almohada y la puse sobre mis labios para ahogar un grito de emoción.
De repente sentí como mi teléfono vibraba en el interior de mi bolsillo y justo ahí sobre la pantalla bloqueada había un mensaje de un número desconocido, lo desbloquee y al ver el contenido me di cuenta que se trataba de Joseph.

"He usado mi magia para descubrir tu número, espero no te importe, nos vemos pronto, Scar"

Volví a tomar la almohada ahogando otro grito de emoción, ¡basta! este chico iba a terminar por volverme loca. Mi celular nuevamente vibró, lo miré confiada de ver otro mensaje de Joseph, pero al leer me di cuenta de que pertenecía a otro número desconocido.

"¿Te has olvidado de mi, Destiny?"

Habían dos problemas con ese mensaje, el primero, no tenía ni idea de quién lo mandaba y el segundo, Destiny no soy yo, es mi madre...

ScarlettDonde viven las historias. Descúbrelo ahora