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Girasol, mis ojos te quieren más que a una melodía
Déjame entrar, ojalá pudiera conocerte
Los girasoles a veces se mantienen dulces en tu memoria
Solo estaba avergonzado

Sunflower – Harry Styles.

Naruto se levantó de su cama con una pequeña sonrisa, caminó a la cocina y puso agua a hervir mientras buscaba en su refrigerador algo de fruta para poder empezarla a picar, sirvió en un vaso leche y en el otro puso el agua ya caliente, metió un sobre de té y dejó listo para poder ir a cambiarse.

Cuando terminó de cambiarse Naruto fue hasta su cama y movió el bulto con cabellera peliblanca que dormía a su lado, Kakashi bufó por ser despertado a esa hora y al abrir sus ojos la mirada azulada de Naruto lo hizo sonreír levemente.

—Ya es tarde, ya es tarde— avisó el niño pequeño, corriendo a la cocina y tomándose su vaso de leche junto a la fruta picada, Kakashi se movía demasiado lento, se sentó en frente del menor y sacó el sobre de té de su taza para poder ponerle miel y disfrutar de lo caliente que estaba.

Naruto buscaba su zapato perdido por todo su departamento, el pequeño rubio de ocho años saltaba por todo el lugar tropezando y cayendo.

—Ya va a terminar Agosto— Kakashi avisó, recogiendo los vasos y el plato que había ocupado para su desayuno ligero—. ¿Algo que quisieras?— preguntó el peliblanco.

Después de tener que estar juntos en las noches por varias semanas se habían acostumbrado el uno al otro, habían compartido cosas, dormían en la misma cama y hasta comían juntos.

Naruto encontró su zapato y se lo puso, fue hasta Kakashi para despedirse.

—Umm... Quisiera duraznos, me gustan los duraznos— se encogió de hombros y alzó su cabeza con una grande sonrisa en su pequeño y regordete rostro. Kakashi acercó su mano al cabello del menor y lo revolvió suavemente como despedida—. ¡Me voy!— avisó saliendo de su departamento con una sonrisa.

No solo las pesadillas de Naruto se iban yendo, la soledad de Kakashi desaparecía de igual modo.

[...]

—La misión será de tres días y tú eres el más capacitado— el Hokage dejó unas hojas en su escritorio que Kakashi tomó, las analizó y aceptó la misión... Pero no se fue—. Hijo, si quieres hablar hazlo—.

Kakashi se removió en su lugar algo incómodo.

—es Naruto... Él no puede dormir sin mi— se excusó, chocando su mano con su costado repetidas veces.

—No te preocupes, otra persona lo estará cuidando, puedes dejarle una nota si gustas— Hiruzen estaba divertido por la situación.

Kakashi aceptó y desapareció en una pequeña cortina de humo, al irse Hiruzen soltó una pequeña risa divertido por la situación.

—Tal vez eres tú el que no puede dormir sin Naruto...—.

Cuando Naruto necesita a KakashiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora