Cuando Naruto necesita a Kakashi

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Llamando a alguien para sostener esta noche. Cuando estás perdido, encontrarás una manera
Yo seré tu luz. Nunca sentirás que estás solo, haré que esto se sienta como en casa

Home – One Direction

"Naruto, iré a una misión, regreso el Viernes por la tarde"

—Kakashi

Dejó aquella pequeña nota descansando en el buró que estaba a un lado de la cama, tomó sus cosas y de un salto salió por la ventana, sin ver cómo aquella nota salía volando hasta terminar debajo de la cama donde no era visible.

Unas horas mas tarde Naruto entró por la puerta, fue hasta la pequeña cocina y sacó tres cajas diferentes, una de esas cajas era su comida que Iruka había preparado y en las dos restantes era la cena que el mismo antes mencionado había hecho para él y para Kakashi.

Naruto metió la comida al microondas y esperó unos segundos antes de sacarla y empezarla a comer, el sabor era tan delicioso que hacía que sus preciosos ojos azules brillaran, se estiró y recogió algunas cosas de su habitación, en una mochila pequeña metió un libro y dos manzanas a parte de también meter algunas piedras, cerró su casa y se fue directo al bosque a entrenar un poco como buen ninja que sería.

El día era agradable, Naruto sabía que Kakashi lo esperaría para comer juntos así que trató de terminar rápido para poder ir a comer, para él, lo mejor de llegar a casa era ser recibido por el ANBU peliblanco, nunca había visto su rostro por completo pero si aquellos ojos, uno era negro, muy negro y el otro era de un rojo aunque tenía algo muy singular, la mayoría del tiempo lo tenía cerrado.

—Choji, Shikamaru— el pequeño rubio saludó, chocando las manos con ambos chicos—. ¿Qué hacen tan tarde aquí?— preguntó Naruto, notando que el parque ya estaba oscuro y sus amigos seguían ahí, que lindo era poder llamar a esos dos amigos, alegraba a Naruto.

—Oh, es que estaba aburrido en mi casa y le dije a Choji que vinieramos— el mayor se encogió de hombros.

Choji sacó de su bolsillo una naranja, Naruto sacó una manzana, ambos sonrieron y se intercambiaron aquellos frutos.

—Nos vemos después, dattebayo— se despidió el chico, metiendo la naranja a su bolsillo yéndose directo a casa.

Lo primero que no le gustó fue ver las luces apagadas, bufó y aún así entró a la casa sin saber de la presencia de alguien más ahí.