XIX. De Manhattan A... Muy Lejos

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Se dice que las personas suelen bloquear sus recuerdos ante lo lamentables que pueden ser. Sí ella lo hacía, con obviedad no estaba consciente de ello. Kara había olvidado su estancia en el orfanato de Midvale, había olvidado su llegada a él y su partida. Había olvidado el rostro de su verdadera madre, así como sus brazos sosteniéndola con firmeza mientras escapaban a toda prisa mientras un hombre alcoholizado les seguía en medio de la madrugada. Olvidó como su madre la ajustó a la silla de bebés para después encender el viejo Volkswagen y partir a toda velocidad posible. Kara olvidó la voz de su madre asegurándole que todo estaría bien, mientras su llanto infante llenaba todo el automóvil y los nervios de su madre aumentaban. Ella olvidó todo aquello, olvidó como después de minutos quedó dormida mirando hacia la ventanilla por el previo llanto y olvidó a su madre perder el control del automóvil después de quedarse también dormida en el volante, sí su madre no debía conducir por el también trastorno identificado había sido lo único que pudo hacer para escapar de aquél hombre violento que había dejado atrás. Kara olvidó que alguna vez tuvo otra familia, y que logró sobrevivir después de que su madre con su último aliento logró sacarla del automóvil incendiado.

Sus únicos recuerdos limpios eran aquellos donde llegó a la casa Danvers, donde una enloquecida Alex le hacía saber que siempre la protegería y dónde Eliza le llenaba de mimos y galletas recién horneadas mientras la pequeña Kara daba vueltas por el lugar vestida con su entonces capa de mago y calcetas gruesas en rayas.

Su adolescencia llegó, así como la realidad de lo ocurrido por la sinceridad de Eliza, quien había sabido poco de su historia al instante que los papeleos fueron expuestos para su adopción. Kara lloró a lo alto sin tener un sitio en el cual pudiera ir agradecer a su verdadera madre lo que había hecho por ella, y aunque no hubiera un recuerdo acerca de ella, Kara la amaba y adoraba eternamente

Los sueños imaginativos constantes del como pudiera ser su historia no aparecieron esa noche, y por la mañana pudo asegurar que el sofá barato no era la mejor opción para dormir. Su cuello estaba lastimado y sus brazos entumecidos. Sus párpados eclipsados por el sueño se abrieron con lentitud, percatándose de que una frazada le envolvía. Sus recuerdos afloraron, Lena Luthor no estaba. Debió suponer que la mujer se escabulliría, y no podía culparla. Después de todo ella le había ofrecido que pasara la noche a su lado y terminó durmiendo profundamente

-bien hecho -susurró con somnolencia e ironía, divisó sus anteojos en la mesilla barata e inclinó su cuerpo en su búsqueda, sus pies no tocaron el frío piso como imaginó, no. Un bulto quejoso hizo saber que había sido pisado y despertado además-. ¡Oh, dios! -las manos de Kara fueron a su pecho justo como la noche anterior

Lena se incorporó en seguida y tomó su móvil verificando la hora -tengo que irme -dijo con voz ronca

-¿Dormiste ahí? -cuestionó Kara extrañada

La ojiverde la miró, incluso con su cabello alborotado Kara podía garantizar que era aún más hermosa al despertar. Lena sonrió y su pensamiento fue el mismo hacia la ojiazul, incluso si Kara Danvers llevaba los anteojos torcidos

-no tenía muchas opciones -se puso en pie, deshaciéndose de las arrugas en su atuendo caro Versace-. Los únicos recuerdos que tengo son: tú durmiendo en mis brazos y otro hace unas horas, tú arrojándome a un lado, creo que mi sueño era demasiado para siquiera intentar una mejor opción que dormir en el piso

-Lena, lo siento en serio... -la voz de Kara era notoriamente avergonzada-. Mi sueño es demasiado pesado

-para, estoy bien ¿De acuerdo? -siguió sonriendo-. Tengo que irme, debo hacer algo antes de la reunión

Kara asintió mirando hacia la ventana, la oscuridad de la madrugada era notoria y trajo a la memoria la situación que mantenía a Lena al borde -¿Lo harás?

My Pretty Sleeper [Supercorp - AU]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora