Capítulo 11

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El fin de semana había llegado y siempre que lograba tener problemas emocionales me gustaba hablar con mis padres, también con mi hermano mayor. Pues, consideraba que ellos al tener más años de vida, tendría algunas respuestas que quizás aún yo no lograba conseguir con mis cortos años de experiencia. Entonces tomé el primer tren a Gyeonggi ese sábado por la mañana. No quise avisar a nadie de donde estaría, solo me fui dejando una nota a Kenia aclarando que estaría bien para que no se preocupara.

Duré unas cuantas horas en tren, horas que invertí estudiando los temas que iban para los exámenes u observando el trayecto por la ventana. Por un lado, mi mente no dejaba de reproducir las escenas de ayer, le había dicho todo lo que quería a Yoongi menos lo más importante, como mis sentimientos correspondían a los suyos, porque decir que lo quiero no es precisamente explicarme. Por otra parte, no me sentía culpable, sentía que había hecho lo correcto, pese a eso, sentía que algo me faltaba. Y eso era lo que no lograba entender... ¿Qué me faltaba por decir o hacer? No recordaba.

Tras seis horas de tener mi trasero pegado al asiento del tren pude bajar al fin llegando a mi destino. Tomé una buseta hasta mi casa, la cual no demoró mucho en dejarme a unas cuadras de mi hogar. Toqué la puerta, era una sorpresa para mis padres, pues ellos me esperaban pero para cuando terminara el semestre. Mamá abrió y sus ojos denotaban alegría y emoción, me recibió de brazos abiertos, me ofreció comida y yo sonreí asintiendo.

Después de comer, vi a Namdal bajar las escaleras con cara soñolienta buscando a mamá. Mamá lo tomó en brazos, aunque el pequeño ya estaba por pasarla con su estatura, y se sentó frente a mí.

Lee DalGyeohul... Es una sorpresa tenerte en casa, hija. –dijo mi madre.

Bendición...

Dios te bendiga...

¿Y mi padre? ¿Y mi hermano? –interrogué al no encontrarlos en casa.

Tu padre y tu hermano deben de estar por regresar, salieron esta mañana a llevarle unas cosas a tu abuela.

Madre...

Gyeohul...

Me miró tratando de ocultar una sonrisa.

¿Podemos hablar, luego que todos se duerman? Como en los viejos tiempos...

Siempre tendré tiempo para ustedes, para ti mi pequeña, para tu hermano incluso siendo un adulto... Son mis hijos siempre estaré para ustedes y su padre también. Creo que hemos sido claros con eso.

Asentí recordando eso que era tan certero.

Acababa de ponerme ropa cómoda, cuando llegó mi padre y mi hermano. Realizamos una linda cena en familia. Esta vez, inspirados en la comida china hicimos variados platillos, uno de ellos y el favorito de mi padre fue arroz frito, él aprendió a prepararlo y lo hacía con mi tía cuando estaban jóvenes. Que luego, durante la primera estadía de mi madre en Corea, ellos le enseñaron a cocinarla.

Mi padre, como era de costumbre, por ser la única hembra de sus tres hijos me consentía un poco más; sin embargo, con la llegada de Namdal hace siete años el consentido era él por ser el más pequeño. Aunque yo también lo consentía, era demasiado adorable.

Durante la cena hablamos de todo un poco. También bromeamos con respecto a mi hermano, pues ya se estaba acercando a los treinta y no le habíamos conocido ninguna novia o pareja. Y yo no lograba comprender el porqué de eso, mi Oppa era un chico sumamente atractivo, parecía actor de drama.

Deja de burlarte ya, DalGyeohul. Compórtate. –demandó el mayor.

Pero, Oppa... ¿No te gusta nadie?

SUGA [Él Sabía Con Quién Ser Dulce] (MinYoonGi)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora