¿Los caminantes? Bueno, a estas alturas, ya son efectos secundarios del apocalipsis. Las personas son una amenaza aún más grande que los muertos.
Han transcurrido varios meses después del último ataque a la prisión por parte del Gobernador y su ejér...
DARYLFUEABORDADOPORJOE, a un par de metros por delante de donde caminaban Demi y As. Por lo que parecía, el jefe consiguió entablar una conversación con fines ocultos a pesar de que Dixon estuviera prestándole la atención justa y necesaria. No iba a convencerle y saltaba a la vista que no confiaba en él.
—¿De qué crees que está hablando? —Demi observó con desconfianza a Joe. As giró su cabeza hacia la chica y después se centró en lo importante: averiguar las verdaderas intenciones del viejo.
—Probablemente trata de convencer a Daryl —anunció y seguramente estaría en lo cierto, pues ese "clic" que se activaba en la mente del chico que le solía advertir acerca de lo que la gente ocultaba... no fallaba muy a menudo. Quizás por eso era tan bueno apostando —. El capullo sabe que es una buena pieza... y eso es malo de cojones. ¿Te diste cuenta de la manera en la que nos miraban? A la mínima intentarán acabar con el problema.
—Con nosotros dos —dedujo Demi, resoplando —, sí, me he fijado —y luego, la albina señaló con su cabeza muy discretamente al tío del arco y al baboso de antes: Len y Dan, quienes iban los más adelantados junto a los otros —. ¿Ves a esos dos? Se giran para mirarnos a cada dos minutos. No hay que ser muy inteligente para saber que traman algo.
—Eres buena —le felicitó, sonriente. Sí, también se había percatado de que Demi era bastante perspicaz... aparte de un misterio con patas para As —. Y por eso mismo hay que salir de aquí cagando leches, antes de que actúen.
—Desde luego somos los siguientes objetivos —¿qué había hecho ella para acabar en medio de aquello? Solo quería encajar, ser una más, encontrar un sitio en paz... y cuando lo encontró, la prisión se fue a la mierda. ¿Y ahora qué pasaba? ¿Acaso fue cosa del destino haber acabado en esa trampa? ¿Haber dado con As? Bueno, podría ser peor, aún podría estar con aquella gente de la que escapó... Eso sí que sería malo —. Ya lo intentó ese tal Len con la ardilla que encontró Daryl —recordó el "pequeño" incidente —. ¿Qué será lo siguiente?
—No lo sé, pero no quiero averiguarlo —susurró As, aprovechando que Joe empezaba a entrar a las ruinas a un lado del camino con su equipo detrás, se acercó a Daryl. Tenían pensado acampar ahí, o eso dijeron —. Eh, ¿ha intentado que te unas?
—Ya usa el "nosotros" en las frases —eso lo decía todo —. ¿Os habéis fijado en esos dos?
—No son muy discretos —asintió Demi.
—Traman algo —murmuró Dixon. Cualquiera lo notaría; sin duda, Len y Dan no ganarían un premio "al mejor espía del mundo" —contra los dos. Más vale andar con cuidado a partir de ahora —miró de reojo a Joe, que ya le hacía señas para que se le uniera. Daryl le dio un asentimiento en forma de respuesta y se giró una última vez hacia los dos adolescentes —. Hagáis lo que hagáis, no les robéis; tienen unas reglas extrañas.
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Luego de encontrar aquel motivador mensaje escrito con sangre de caminante en uno de los mapas de Terminus, Lynn y los demás habían seguido las que no lo sabían por entonces, pero que se convertirían en las mismísimas "vías al matadero infernal". Y hablando de infiernos, ya se había presentado el primer obstáculo del camino: un túnel, un túnel oscuro, largo y seguro que plagado de caminantes.
—De... puta madre —soltó Lynn, paseando bien sus ojos verdes por la puta entrada al tártaro en su más sencilla forma. Después, miró a sus acompañantes para fijarse en que ellos estaban igual... Bueno, al menos todos menos Glenn, que en lo único en lo que pensaba era en adentrarse ya al túnel y pasarlo sin siquiera replanteárselo.
—Ganamos terreno —y encima el mensaje que se encontraba en la pared del túnel también proveniente de Maggie, Sasha y Bob, no fue precisamente lo que le tiró la moral por los suelos —. Aún está húmedo.
—No podemos pasar por encima de la montaña —observó Abraham. Pasando a la táctica, era prácticamente imposible —. ¿La rodeamos?
—No, tardaríamos un día o tal vez más. Si Maggie entró aquí, yo también. Están cerca.
—¿Y qué es un túnel siniestro, de mala muerte y probablemente plagado de caminantes para nosotros? —argumentó Lynn, irónica.
—No lo veo, no estoy seguro al cien por cien de poder sacar de ahí a Eugene con vida —aclaró Abraham —. Yo recomendaría que nos desviáramos aún tardando un poco más para no arriesgarnos, aunque... sé que no haréis caso, así que... Lo siento —susurró, entendiendo que el momento de despedirse había llegado. Se acercó a su hermana y le tendió una linterna de su mochila; Lynn la aceptó sin más. Tenía muy presente que aquel instante tenía que llegar y sabía perfectamente lo que venía ahora. Kasper pasó de Abraham a Lynn, captando por sus actos lo que pasaría. El pelirrojo suspiró —, aquí es donde nos separamos.
—Yo voy con vosotros —se ofreció Tara. Abraham continuó sacando de la mochila tres latas de provisiones, que acabó por tenderle sin resentimiento alguno a Glenn. Él se negó a aceptarlas.
—No, son vuestras. Las necesitáis.
—Tú también —insistió el pelirrojo. Aunque... visto lo visto, fue Tara quien se adelantó y las cogió por Glenn. Hombre, no le iba a hacer el feo... Lynn sacudió la cabeza y no pudo contenerse para ir y abrazar fuertemente a Abraham; él correspondió.
—Volveremos a vernos —le susurró Lynn, recomponiéndose un poco. Se alejó y le regaló una sonrisa —. Solo espero que para la próxima no tardemos tanto.
—No dudes en que volveré a buscarte de que acabe con Washington —le prometió —. Te lo juro, hermanita.
—Entonces te esperaré —asintió. Qué bonitas palabras...; incluso Glenn y Tara se conmovieron. Es más, hasta el robot de Eugene Porter lo hizo. Luego de eso, Rosita fue la única del "Equipo Washington" en acercarse y despedirse con un abrazo de cada uno; se detuvo al separarse de la pelirroja —. Cuida de mi hermano —le dijo Lynn —; aveces es un idiota, pero merece la pena.
—Lo haré —confirmó Rosita. Lynn asintió y se giró a sus dos compañeros con Kasper ya preparado sobre la pelirroja. Ese hurón perezoso..., nunca yendo por sí solo —. Suerte y no os la juguéis.
—Los tres sois buena gente —turno de Eugene —y creo que tú estás como un tren, Tara —la pelirroja tuvo que contenerse por no estallar en carcajadas al percatarse de la expresión de la aludida. Pero... —; además, no quisiera decir esto en presencia de Abraham, pero tú también eres preciosa, Lynn, y creo que eres una pasada haciendo el amor.
Oh, joder, pues sí que era directo, sí. Ese comentario final fue la chispa que necesitó Tara para devolverle el gesto de burla a la pelirroja.
—Eh... me van las tías, así que... —se excusó Tara, saliendo del aprieto y mirando a Eugene con cautela.
—Eso ya lo sé.
—¿Ah, sí? —preguntó Lynn, sorprendida e intrigada. Mientras que Abraham, solo se dedicaba a asesinar ocularmente a la salvación de la raza humana —. Vaya... —Tara parecía algo incómoda; aunque... lo que dijo después Lynn levantó ciertas sospechas —. Yo estoy abierta a sugerencias, eh —Lynn hizo ademanes graciosos. Tara alzó una ceja, como diciendo: "Tú estás fatal". Abraham resopló rendido y la pelirroja le lanzó una leve mirada a Eugene —. Pero, ¿quién sabe? Si nos volvemos a ver, ya hablaremos. En fin... —se giró al túnel —, ¿a qué estamos esperando? Adentrémonos al túnel de la muerte
—Eh —les detuvo Abraham —, si tenéis problemas ahí dentro, daos la vuelta. Id a la carretera, quizás os veamos cuando demos con un coche.
