Prólogo
Jimin es el jefe de seguridad y la mano derecha del alfa de la manada donde vive a pesar de ser un omega, rompiendo todos los estigmas y creencias de lo que se supone deben hacer los omegas.
Vive como quiere, hace lo que quiere y ningún alfa...
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A pesar de haber pasado un par de días seguía perdido, sintiéndose culpable de algo que no entendía porque al fin de cuentas el que inicio la situación fue Jimin, pero verlo tan asustado y tenso le hizo cuestionarse si quizá hizo algo que le molestó.
A pesar de la situación agradecía a la diosa por haberlo escuchado, por haberlo hecho encontrar a su pareja destinada, sobre todo a semejante ejemplar.
No estaba seguro si habría oportunidad de que estuvieran juntos porque nunca lo obligaría a algo y por lo que notaba el chico se veía reacio a cualquier tipo de relación con él. Aunque podía notar las miradas furtivas y a veces fijas de Jimin, pero al final no decía algo y cuando veía sus intenciones de acercarse, huía, por lo que Yoongi desistió. Incluso había veces que Jimin le dedicaba miradas como si fuera desagradable.
Miró de reojo al muchacho cuando salió del cuartel, medio rabioso, caminando firmemente y con la mirada dura.
Dudó en si debía seguir su instinto medio dormido o dejar de ser un acosador, que era lo que se sentía por lo incómodo que Jimin se ponía cada que lo notaba.
Se levantó de su ahora habitual lugar de descanso respirando el aire húmedo y un poco frío de la tarde noche. Las estrellas comenzaban a aparecer y la luna alzándose orgullosa en el cielo le dio la suficiente valentía para intentar alcanzar al omega, que se había perdido rápidamente entre los árboles.
Pensó que lo había perdido después de unos buenos minutos, pero siguió caminando como si estuviera siendo llamado y al final lo encontró, aunque ya no lo hubiera estado buscando.
Jimin estaba de pie frente al lago donde se conocieron. Iba a intentar acercarse para anunciarse y no sorprenderlo, para que no hubiera malos entendidos, pero saltó en su puesto cuando el aire susurró cerca de su rostro, al lado de su oreja izquierda y luego escuchó como algo chocaba. Tocó el cartílago de su oreja al sentirlo arder y miró sus dedos con sangre.
El empujón que recibió luego lo hizo chocar con un árbol y quedó acorralado con Jimin empujando apretadamente la navaja, que segundos antes estaba enterrada en el tronco, en su yugular. Tragó saliva con nerviosismo por la mirada sin alma que recibía y sintió el filo enterrarse más en su garganta por el movimiento.
− ¿Por qué me estas siguiendo? – habló entre gruñidos, paseando esta vez el arma hasta su mentón y luego, mientras una mano apretaba su garganta, la paseó como una caricia en su mejilla.
Jimin estaba divertido por el poder que sentía al tener al hombre a su merced, lo sentía retorcidamente placentero. A ratos tuvo la tentación de cortar su garganta para terminar con la confusión que tiene por su culpa, pero... ¿Cómo le explicaría a Namjoon que había cortado el cuello del hombre porque, de repente, comenzó a sentirse caliente por él?
−No te estaba siguiendo... − interrumpió los pensamientos de Jimin y este apretó su cuello sabiendo que mentía −. Bueno, al principio si – Jimin apretó la cuchilla en su mejilla a punto de casi cortar la piel, con su corazón comenzado una carrera por la adrenalina enfermiza que lo llenó −. Solo empecé a vagar y te vi – terminó de decir Yoongi viendo los ojos del omega fijos en los suyos, como si pudiera ver en su alma.