Prólogo
Jimin es el jefe de seguridad y la mano derecha del alfa de la manada donde vive a pesar de ser un omega, rompiendo todos los estigmas y creencias de lo que se supone deben hacer los omegas.
Vive como quiere, hace lo que quiere y ningún alfa...
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Yoongi despertó por un brusco movimiento y una mano firme cortando el aire en su garganta. Ni siquiera tuvo tiempo de alterarse cuando lo primero que vio fue la mirada de Jimin, libre de su celo y al parecer muy enojado.
− ¿Qué haces aquí? – preguntó Jimin, quien estaba confundido y furioso.
¿Qué derecho tenía ese alfa? Pensó apretando con su otra mano la camiseta de Yoongi intentando aferrarse a algo.
¿De qué te quejas? Te gusta tanto como a mí
Jimin negó a su omega, pero se avergonzó en silencio por la erección que tenía, su cuerpo traicionero feliz de tenerlo cerca, incluso ahora que estaba despierto. Su cerebro estaba frito al buscar razones por las que podría haber estado abrazado al hombre, enredados, mejor dicho y en la misma cama, y al no encontrar nada su instinto agresivo tomó lugar.
Jimin saltó en su lugar cuando una mano gentil apretó suavemente su muslo desnudo y miró hacia abajo dándose cuenta recién que no vestía más que su camiseta que lograba ocultar sus genitales. Intentó no sonrojarse, pero no era algo que pudiera controlar. Hizo mayor presión con sus manos jadeando cuando la mano de Yoongi dio una leve caricia en su muslo para después alejarla.
Yoongi, aún adormilado, miró sus ojos con confusión. Llevó sus manos de dedos largos hacia arriba y tomó las muñecas de Jimin con suavidad, distrayéndolo a cierto punto que terminó por entrelazar sus manos y las llevó a su pecho donde sintió de inmediato los tranquilos latidos de su corazón.
−Ya desper... − Jimin salió de su ensoñación al escuchar una voz ajena, se soltó de las manos del alfa y le golpeó en el rostro −. Taron.
− ¡Jodida mierda! – espetó Yoongi llevándose, de inmediato, las manos a su rostro −. ¿Qué te pasa? ¿Estás loco? – bramó perdiendo toda tranquilidad y tocó su nariz, que comenzó a sangrar como si se tratara de una llave.
−Jimin, cariño ¿Por qué lo hiciste? – Sayen se acercó fingiendo preocupación y tratando de ocultar que todo eso le divertía.
Jimin salió de encima del alfa cuando este se quiso levantar y lo vio salir de la habitación.
−Hijo mío ¿Qué pasó? – preguntó divertida al ver la confusión del muchacho, a cambio de responder Jimin boqueó antes de hablar.
− ¿Qué hago aquí? – habló al fin cuando se dio cuenta que no estaba en su casa. Su mortificación aumentó cuando Sayen palmeó su cabeza como si fuera un niño.
−Entraste en celo ayer, Yoongi te trajo – Jimin abrió sus ojos con la noticia −. No lo dejaste irse y se durmió mientras te cuidaba.
Jimin formó una línea con su boca mientras su rostro comenzó a calentarse. Se levantó torpemente de la cama y salió de la habitación hasta donde supuso estaría, el baño. La puerta estaba entreabierta por lo que miró como el hombre estaba inclinado en el lavabo mientras se limpiaba.
