🍎Jisung abrió la puerta de su habitación con lentitud, sus pequeñas manos sudaban frío, no entendía porque estaba tan nervioso, tal vez su cerebro estaba conspirando contra él mismo para quedarse con Minho, aunque eso no tenía sentido. Han quería que el mayor se gane su confianza de nuevo, necesitaba saber con exactitud que jamás lo volvería a abandonar como lo hizo antes. A decir verdad esos meses sin verlo se volvieron una tortura, la cual fue alimentada de rencor y enojo, odiaba a Minho en ese entonces, pero ahora que él había vuelto su corazón dio un vuelco inesperado ¿cómo podía amarlo tanto?, después de todo. Sin embargo cuando estaba a solas en su cuarto y se ponía a pensar, Minho no era tan malo como lo hacía parecer en sus pensamientos, tal vez él haya cometido errores, pero era un humano y eso era entendible. La culpa no la tuvo solo Minho, aunque no estaba seguro de aquello estaba dispuesto a averiguarlo.
Cuando entró al cuarto oscuro, logró ver una silueta en su cama, era Lee Minho, el dueño de sus más grandes deseos. Jisung camino despacio y se sentó a su lado en silencio, no sabía que decir exactamente.
—Hola, Sunggie— lo saludo el mayor primero, el castaño se encogió en su lugar por el apodo.
—Minho— habló el menor haciendo un esfuerzo para ver mejor—, ¿Por qué tienes s-sangre?— la voz de Jisung se volvió más suave al darse cuenta de aquello—¿Estás lastimado?
Y cómo si lo invadiera la preocupación, se acercó por completo, sin dejar espacio entre ambos. Jisung comenzó a balbucear mientras buscaba alguna herida o algo parecido, pero su sorpresa fue grande al no encontrar absolutamente nada.
—No es mía, no te preocupes— dijo Lee, aunque cuando hablaba parecía estar muerto. Minho no tenía la menor idea de como decirle al amor de su vida que él mismo se había encargado de matar a sus padres. Se sentía enfermo, quería desaparecer para siempre. Ni siquiera podía mirar al virginiano a los ojos. A pesar de toda la mierda que los Han habían dicho sobre su propio hijo, se sentía culpable de haberle arrebatado a la única familia que tenía el menor.
—Minho... por favor mírame— exigió Jisung, estaba muy preocupado y no podía ocultarlo, el nombrado por fin se digno a mirarlo—¿Qué pasó?, dime... confía en mí.
—Y-yo...— tragó saliva— soy libre, y quiero que vengas conmigo.
—No me estás respondiendo— suspiró el castaño—, ¿Eres libre? ¿A qué viene eso?
—Lo siento cariño— Las manos del mayor tomaron el rostro de Jisung para masajear sus mejillas, ahora el menor estaba más que confundido—, Quiero que me escuches, hasta el final... necesito que no digas nada hasta que termine de contarte todo, ¿Puedes hacerlo?— preguntó, el contrario asintió despacio—. Han pasado cosas, demasiadas cosas... Yo solo quería estar contigo y para eso tenía que... tenía que deshacerme de las piedras que obstaculizaban mi camino hacia la felicidad, porque de verdad te amo y creo que me he vuelto loco por ti— rió amargamente—. Mi familia era una de esas piedras, así que tuve que sacarlos de mi camino, Jisung... yo mate a mi padre y eché a mi madre a la calle.
El menor estaba en trance, no podía comprender todo lo que le estaba contando Minho, cuando se dispuso a hablar, el mayor lo interrumpió.
—No terminé— informó sin muchos ánimos de continuar, pero de todos modos tenía que hacerlo—. Tomé el control de todo allí en el centro, pero te necesito a mi lado y para eso... tenía que cumplir una misión, una misión que Taehyung me otorgó, si todo salía bien... tenía la oportunidad de verte y tal vez negociar sobre nuestro futuro— el rostro de Minho se acercó para luego dejar un casto beso en los belfos rosados del menor, Jisung presentía que se acercaba lo peor—. La misión consistía en matar. Matar a tus padres.