Capítulo 15

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-Hola muñeca, ¿No te alegras de verme? 

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-Hola muñeca, ¿No te alegras de verme? 

Me encontraba totalmente anonadada, nunca pensé volver a verle de nuevo y aquí estaba él, totalmente radiante y con la misma energía y alegría que recordaba.

-¿Edward?- susurro y él ensancha su sonrisa.

-Ya sabía yo que no te olvidarías de esta hermosura, soy único y divi…

Antes de que terminara la frase me lanzo a abrazarlo enterrando mi cara en su pecho, necesitaba algo familiar y él era perfecto; aspiró su aroma llevándome a recuerdos del pasado. Siento cómo se ríe y me devuelve el abrazo como si estos cinco años nunca hubieran pasado. De verdad lo echaba de menos, me sentía feliz, pero como todo lo bueno tiene un fin y los eventos recientes me golpean uno tras otro como si yo fuera un saco de boxeo. Derek, Susan, las pesadillas, lo idiota que fui.  Las imágenes de todo lo que me atormenta se vuelve a hacer presenté, torturandome hora tras hora, minuto tras minuto, hasta el punto que siento los ojos escocer y sin poder evitarlo lágrimas amargas salen sin control.
La risa de Edward para y se queda un momento callado hasta que lo escucho hablar.

-¿Allison estás… llorando?- su voz está cargada de preocupación. 

No contestó, no puedo hacerlo, no se como expresarle que mi vida entera tomo rienda suelta al desastre y la autodestrucción. siento que constantemente me ahogó y por más que nade y nade, nunca llegó a la superficie. Tengo una muerte lenta y dolorosa en la cual cada mala decisión me roba poco a poco el latido de mi corazón, haciendo que se endurezca y se agriete para finalmente romperse en diez mil pedazos.
Tomó una bocanada de aire, intentando calmar el fuego de la desesperación que se expande en mi garganta, lastimandola. Pero consigo el efecto contrario.

-Ya no puedo… todo.. Esto.. Es- es una tortura- cada palabra me quema.

Edward no dice nada, pero siento como intensifica el abrazó, como tratando de evitar el hecho de que me este deshaciendo de agonía en sus brazos.

-Tranquila, todo esta bien. yo estoy aquí.

Los sollozos no tardan en llegar y por esta vez me permito dejarme llevar por el llanto y los espasmos de este, mientras Edward me acaricia el pelo y me sostiene para que no sucumba ante mis demonios interiores. 

Cuando siento que ya agote hasta la última lágrima me separo del reconfortante abrazo y miro a los ojos a mi viejo amigo.

-Gracias por esto, me sentía muy perdida.

Él me sonríe y después de unos momentos se abalanza a toda velocidad hacia mí, y me empieza a hacer cosquillas. Mi cuerpo se retuerce de dolor y gracia mientras grito que se detenga.

-basta, basta que… me… quedo… sin… aire.

Él solo se ríe y de a poco va parando la intensidad de las cosquillas.

Allison y el AlfaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora