Capítulo 22

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Después de mi humillante declive de emociones frente a las personas que me salvaron, descubrí que el encargado de sacarme de mi estado de ceguera y brindarme seguridad en sus brazos hasta que caí rendida en la inconsciencia, fue mi querido amigo E...

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Después de mi humillante declive de emociones frente a las personas que me salvaron, descubrí que el encargado de sacarme de mi estado de ceguera y brindarme seguridad en sus brazos hasta que caí rendida en la inconsciencia, fue mi querido amigo Edward, y los gritos que sentía en la lejanía de mi mente era nada más ni nada menos que el idiota de Derek. Ahora estaba acostada en una fina cama, en una ostentosa habitación, y en la lujosa y maldita casa de mi "Alma gemela". Tanto trabajo para nada, estuve bajo el radar por años para tratar de rehacer mi jodida vida para que todo se vaya a la maldita mierda de nuevo.
Desde que me desperté por segunda vez en el día, estaba furiosa y el techo me era aburrido, pero aun así no quería mirar a otro lado, porque de ser así, tendría que ver a los ojos a Edward que se encontraba sentado en un sofá al lado de la ventana, sé que me está mirando, que está atento; va a preguntar. No estoy lista, no quiero recordar lo que paso en mi departamento, cada que me viene aunque sea una insignificante memoria de lo que paso, recuerdo su risa o la sonrisa macabra en el rostro del falso Derek. El cuerpo me dolía, no era tonta, sabía que estos dolores eran por los efectos del veneno que evite que me matara. Levante el brazo para tocarme la frente, pero lo frene rápidamente, me dolía, no tanto como la pierna... pero dolor es dolor. Mi muñeca estaba vendada; un triste intento de ocultar lo que claramente no se puede. Y si bien ya sano en su gran mayoría por ser mitad loba, aún estaba débil por mi mala alimentación y por ende todavía tengo marcada la mano de aquel ser, era un moretón violeta oscuro y en algunas partes se tornaba negro. me sorprendo al ver que a un lado de la venda se podía divisar una cicatriz que mucho tiempo estuvo oculta por un hechizo que me hizo Susan, otro recuerdo del pasado que intente dejar atrás y falle. baje mi brazo para no seguir viendo mi estropeada extremidad. Con un suspiro cansino y frustrado me siento, ya no podía soportar esta situación.

-Si sabía que iba a terminar aquí, hubiese dejado que el fuego me carbonizara.- le dirijo la palabra a Ed por primera vez desde que desperté.

-Sí, claro ¿y crees que nosotros te habríamos dejado?-su tono era algo tenso, aunque se podía notar cierto alivio en la misma.

-Que oportuno el sarcasmo. Todo en mi jodida vida se volvió a ir al maldito demonio, por segunda vez.- a pesar de la tortura que era mi pierna, me mantuve sentada, Ed me miraba, en su mirada había algo que iba más allá de la situación, lo presentía. Tenía la certeza de que iba a preguntarme algo mucho más incómodo de lo que paso en mi departamento. Tras pasar unos minutos, veo la mirada indecisa de Ed, sus manos estaban apretadas y su pierna se movía a toda velocidad, arriba, abajo, arriba, abajo.

"No preguntes, no digas nada"

Arriba, abajo, arriba, abajo... joder la tensión me estaba matando.

-Por la luna ¡ya! dispáralo de una vez ¿Qué carajos sucede?-en el momento que lo dije me arrepentí de inmediato, yo y mi estúpida boca.

-Estas muy agresiva, eso no es digno de ti.- en una fracción de segundo me había inundado algo mucho más potente que el dolor, era la clara esencia del enojo que quemaba mis entrañas, no iba a permitir que me digan que es lo que es digno o no de mi persona. Ya estaba cansada de que me trataran así, estaba agotada.

Allison y el AlfaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora