El sábado por la noche, Saga salió del apartamento familiar para reunirse con sus compañeros habituales de correrías. Milo, Shaka, Aioria y Aioros eran sus vecinos desde niños y estaban acostumbrados a salir juntos casi cada fin de semana, así que, aunque no pasaban el verano en aquella urbanización, habían alquilado un apartamento en la misma localidad en el cual descansar durante un mes disfrutando de la costa y de los míticos eventos de la zona, cuya fama se extendía por toda Europa.
Eran más de las tres de la madrugada cuando el grupo comenzó a plantearse la retirada tras varias horas de baile, bebida y flirteo en una discoteca de moda. Aprovechando la coyuntura, Saga invitó a sus amigos a pasar por la fiesta de la piscina, con intención de echar un vistazo al ambiente. No pensaba admitirlo, pero sentía curiosidad por ver a Ismena vestida con algo que no fuesen sus sencillos conjuntos matinales; de seguro, sus piernas lucirían espectaculares con un vestido corto y sandalias de tacón... Y la clase del viernes había sido algo diferente a las anteriores: Thiago había cancelado su sesión, así que su alumna y él habían pasado un par de horas hablando tranquilamente en el jardín, acerca de sus vidas e intereses, lo cual había hecho crecer su curiosidad hacia ella. Era agradable, tenía chispa y su sonrisa... Ah, esa sonrisa...
- Eh, Saga, ¿dónde tienes la cabeza? ¡Aioros te está preguntando si puede aparcar o no en la puerta de tu garaje! -le reconvino Aioria, con un codazo que le devolvió a la realidad.
- Ah, sí, claro, deja ahí el coche, mis padres no vuelven hasta el lunes...
Los cinco amigos salieron del vehículo y se adentraron en el jardín que ocupaba la mayor parte del terreno del condominio, avanzando hasta la zona de la piscina. Ismena no había mentido cuando dijo que los trillizos habían invitado a todo el mundo; es más, Saga recordaba haber estado en conciertos con menos aforo y, para qué negarlo, con mucho menos barullo...
La superficie del agua estaba cubierta por una capa de espuma de casi veinte centímetros de espesor que hacía imposible vislumbrar el fondo y, en su interior, más de treinta bulliciosos jóvenes en traje de baño se pasaban una pelota hinchable entre gritos o jugaban a subirse a los hombros del primer descuidado que diese la espalda a otro para saltar desde ahí. En los bordes, otros sostenían sus vasos y charlaban animadamente, improvisando brindis y quejándose cuando los de dentro les salpicaban con sus acrobacias. Varios picnics se habían formado de manera espontánea sobre el césped, con coloridas toallas haciendo las veces de manteles y bolsas de patatas fritas, nachos y todo tipo de chucherías para picar. Al fondo, seis mesas unidas entre sí y repletas de viandas, vasos y botellas hacían las veces de buffet para quienes quisieran masticar algo más consistente o prepararse sus propias mezclas de bebida. Los árboles que rodeaban el área habían sido decorados con guirnaldas luminosas que emitían suaves reflejos plateados y, presidiendo el conjunto, un montón de globos metalizados en forma de "L" recordaban a todos los asistentes los nombres de los agasajados, los tres chicos malos de la urbanización.
Saga les localizó enseguida: acababan de salir de la piscina para "estacionar" su hinchable en forma de unicornio en mitad de la zona ajardinada y reían, empapados de pies a cabeza, intentando apearse sin perder el equilibrio.
- ¡Lala, Leónidas, Lysander! -saludó Saga al acercarse a ellos- Veo que os han levantado el castigo... Lo que no sé es cuánto os durará la racha cuando vuestros padres vean la que se está liando aquí...
- ¡Oh, Saga, no seas aguafiestas! -se quejó la agasajada, colgándosele del brazo y calándole la manga de la camisa- ¡Esta noche es para divertirse! Ese problema lo resolverán los trillizos del futuro...
- ¡Los trillizos de dentro de doce horas, cuando la resaca nos posea! -exclamó Leónidas, incapaz de aguantar las carcajadas.
- ¡Fuera de mi camino, voy a vomitar! -pidió el tercer hermano, al tiempo que los apartaba de un empujón para huir a la carrera hasta un seto, donde dio rienda suelta a las arcadas.
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Destellos dorados
FanfictionRelatos breves (one shots) protagonizados por los caballeros de oro y ambientados en nuestra realidad cotidiana como universo alternativo. Cada relato estará dedicado a narrar cómo uno de los caballeros conoce a alguien. Gracias a @emmasayurisan por...