- Guapo, esa es mi maleta, ¿me la pasas?
- Claro, aquí tienes. ¡Ah, y ahí viene la mía!
Abriéndose paso con agilidad entre la maraña humana que se agolpaba alrededor de la cinta transportadora, Kanon recogió ambas maletas y entregó la suya a Ruth, que se lo agradeció con un efusivo beso en la boca.
- ¡Qué rápido han salido! Nos da tiempo a dejarlas en el hotel antes de comer...
Él comprobó la hora en el reloj y asintió:
- También podremos pasear un poco por Piccadilly y luego iremos al musical.
- ¡"El fantasma de la ópera"! ¡Me muero de ganas! -exclamó Ruth, entusiasmada ante la perspectiva de pasar unos días conociendo Europa junto a su chico.
Kanon la contempló en silencio: Ruth había abandonado su oscura melena a lo Cleopatra y ahora llevaba un corte radical, con la nuca despejada y el flequillo sobre un ojo, coloreado en rosa chicle. Su ropa seguía siendo predominantemente negra y, desde hacía algunos meses, lucía una elaborada inicial gótica tatuada en un hombro, que tanto podía ser una "R" como una "K", dado su esmerado diseño, idéntica a la que él exhibía en su pectoral izquierdo. Calcetines por encima de la rodilla, voluminosas botas "Demonia" y un escueto peto vaquero completaban su siempre llamativa imagen, que contrastaba con la mucho más convencional de Kanon, cuya larga cabellera era su única concesión a la extravagancia.
La pareja había comprado billetes para recorrer la ruta del Orient Express, aprovechando el final del curso universitario. Primero pasarían unos días en Londres, visitando la ciudad y disfrutando de sus museos, pubs y espectáculos, y desde allí tomarían el tren para llegar a París.
- ¡Al estilo Agatha Christie! Imagínate: Londres, París, Múnich, Zagreb, Belgrado, Sofía y Estambul... Solo sería mejor si pudiésemos hacerlo en un auténtico tren de época... -enumeró el chico, mirando el itinerario en su móvil mientras salían del aeropuerto para dirigirse a su hotel.
- ¡El mejor viaje de todos! Me da igual el tren: todas esas ciudades me parecen apasionantes y la compañía no puede ser mejor... Aunque dudo que en ninguno de esos hoteles sirvan un café mejor que el tuyo -le halagó ella, con un tierno beso en la nariz.
- Ya te dije que lo preparo como nadie, bonita. Estas manos son tan hábiles que no creo que puedas encontrar otras más rápidas...
- No tengo intención de buscarlas, chico mago. Ninguna intención. ¡Voy a parar a ese taxi!
Kanon sonrió al verla describir un amplio arco con el brazo, como una gimnasta a punto de ejecutar un paso con la cinta. Aquella chica, capaz de ponerle de buen humor, le hacía tener ganas de sacar lo mejor de sí mismo, sin pensar en competir con su hermano ni sentirse inferior a nadie. Después de todo, animar fiestas infantiles le había servido para tener dos cosas claras: la gente interesante se escondía en los sitios más inesperados y él tomaría todos los trenes que hiciesen falta para acompañar a la Princesa Vanessa hasta el fin del universo conocido, si ella se lo pedía.
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Destellos dorados
FanficRelatos breves (one shots) protagonizados por los caballeros de oro y ambientados en nuestra realidad cotidiana como universo alternativo. Cada relato estará dedicado a narrar cómo uno de los caballeros conoce a alguien. Gracias a @emmasayurisan por...