NARRA SAMANTHA:
-Venga Sam, tienes que venir, por favor- insistía Hugo, mientras Maialen nos miraba. -Te lo vas a pasar genial, créeme. Y si te aburres o te sientes incomoda me lo dices y nos venimos.
Al parecer, mi hermano no iba a parar hasta que yo aceptara, así que lo hice. Maialen se separó un poco de nosotros y al cabo un momento volvió al salón y nos comunicó que el grupo había aceptado, y que no se nos olvidase el bañador, porque íbamos a ir a una piscina.
Al poco tiempo, Maialen se fue a su casa y yo decidí hablar con Marta.
-Hola, señorita perdida. ¿Qué tal estás? – dijo nada más descolgar.
-Estoy nerviosa.
- ¿Por qué? ¿Has quedado con algún chico?
-No seas tonta, que horror. Tengo una vecina de nuestra edad y nos ha invitado mañana a mi hermano y a mí a ir a una piscina con sus amigos. Marta, me voy a morir, no quiero hablar con ellos, que mal.
-No seas exagerada, no será para tanto, ya verás como te lo vas a pasar genial. Además, está tu hermano, por lo menos con el hablarás, ¿no?
-Ja ja ja, que graciosa estás hoy. No sé si será para tanto, pero tener que hablar con ellos me da mucha cosa.
-Anda ya, si te sientes incomoda piensa en mí, en Marcos y en Carlos, y se te pasará todo, créeme. O te vas a tu casa, también es otra opción. Cuando llegues a tu casa me llamas y me cuentas que tal.
-Bueno, vale, cuéntame tú que tal por ahí.
-Estamos genial todos, mi abuela se ha recuperado y ya no está ingresada, y bueno, el pueblo como siempre.
Seguimos hablando hasta que escuché a Noelia, la madre de Marta, al otro lado del teléfono llamándola para ir a cenar.
-Adiós Sam, te quiero.
-Adiós bonita, hasta mañana.
Me senté en la cama durante un momento y comencé a pensar. Tenía que preparar las cosas para mañana, porque si no lo hacia en ese momento, se me olvidara todo.
En un bolso blanco con flores rojas metí el bikini amarillo y una toalla del mismo color con mi nombre bordado en lila, y en una pequeña bolsa de aseo metí la crema de sol, un peine, dos gomas del pelo y un espejo pequeñito.
Al acabar con todo fui a la habitación de mi hermano por si necesitaba ayuda, porque es una de las personas mas desordenadas del mundo y yo soy todo lo contrario. Al salir de la habitación me lo encontré de frente y supuse que venía a pedirme ayuda, entonces me dio la risa floja.
NARRA HUGO:
Necesitaba la ayuda de Samantha para que me ayudase a elegir que ponerme. Salí de mi habitación y cuando iba a llamar a la puerta de su cuarto, apareció ella, y empezó a reírse. Ya había adivinado que quería.
-Sam, vamos a mi cuarto, te necesito.
-Iba para allá ahora mismo.
Ya en la habitación se sentó en la cama y yo saqué tres bañadores. Se los puse delante para que decidiera cual escoger.
Al final, elegimos un bañador largo negro con palmeras blancas, una gorra blanca, una toalla amarilla con mi nombre bordado en azul y la crema del sol para la cara. Todo esto lo metí en una mochila negra.
Ya estábamos preparado para lo que venia el día siguiente.
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NO CREO EN EL AMOR [FLAMANTHA]
FanfictionFlavio y Samantha son dos jóvenes que no se conocen de nada. Un día se encuentran en Madrid y ocurren varias cosas.