CAPITULO 11

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NARRA HUGO:

Lo prometido es deuda, así que cuando salí de la habitación de mi hermana, me dirigí a la mía y marqué el número de Marcos. Un tono, dos tonos, tres tonos... no lo cogió, así que, al pasar cinco minutos, lo volví a intentar, obteniendo el mismo resultado.

No me cogía el teléfono así que le puse un mensaje:

Chat de Marcos

Marcos, por favor, da señales de vida,

 ¿que os pasa a ti y a tu hermana? (10:49)

El mensaje no le llegaba, así que desistí y bajé a desayunar. Allí abajo estaba mi hermana removiendo sus cereales y mi madre cerca de la tostadora con una taza de café en las manos.

Me senté junto a Samantha y le vi los ojos vidriosos de haber estado llorando, me dio mucha pena. Cuando terminamos de desayunar, cogí el móvil y hablé por el grupo en el que nos había metido Maialen para responder a la pregunta que Rafa había formulado antes.

La banda del patio.

Rafa

¿Hoy sale alguien?

Jesús

 Yo siempre.

Javy

Obviamente.

Anaju

Cuenta con mi hermano y conmigo.

 Yo no sé, después os digo con más seguridad

Eva

Yo sí.

Casi todos aceptaron. Faltábamos por decidir Nia, Sam y yo. Yo ya me imaginaba que Samantha no estaría de humor, pero por intentarlo no perdía nada.

Me fui a su habitación porque al acabar de desayunar vi como se encerraba en ella.

Llamé a la puerta, pero no obtuve respuesta, así la abrí lentamente, y me encontré a mi hermana tumbada en la cama mirando en dirección a la puerta con los ojos cerrados. Me acerqué a ella y pude verle la cara hinchada de haber estado llorando, me daba mucha pena.

NARRA SAMANTHA:

Bajé a desayunar sin tener ganas. Me preparé un bol de cereales Lion y me senté a la mesa. Me metí una cucharada a la boca y empecé a masticar sin ganas, mientras que removía los cereales.

Cuando terminé de comer, subí a mi habitación y cerré la puerta. Me senté sobre la cama bien hecha y llamé a Marta como unas cinco veces. Ninguna de las veces me cogió el dichoso teléfono. ¿Qué le pasaba?

Decidí llamar a Marcos, pero obtuve la misma respuesta.

Así que decidí poner Spotify en modo aleatorio. Todas las canciones que fueron sonando eran tristes, o al menos, a mi me lo parecían. Cerré los ojos cansada de tanto llorar y me quedé dormida.


Noté unas manos moviendo mi cuerpo lentamente y abrí los ojos muy despacio para encontrarme con los ojos de mi hermano mirándome.

-Sam, levanta, prepárate que vamos a dar una vuelta con esta gente.

-No quiero- dije y me giré hacia el otro lado.

-Samantha venga ya, Marta no se ha muerto, estará por ahí haciendo cosas, ya te llamará, en serio, Maialen viene a recogernos en una hora.

-No, no voy.

Me giré para verle la cara y me lo encontré con el ceño fruncido.

-No te insisto más, si te apetece salir, ya sabes donde estoy y el tiempo que te queda. Te quiero- me dijo, se levantó y antes de salir por la puerta me dio un beso en la frente.

NO CREO EN EL AMOR  [FLAMANTHA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora