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John B alzó las cejas al ver a los rubios caminar hacia él y Pope. Violeta llevaba una pequeña bolsa reutilizable en su mano derecha y JJ parecía un niño pequeño regañado. La rubia traía una de las gorras del chico en su cabeza hacia atrás y una jardinera de jeans con su traje de baño debajo. El rubio vestía una camiseta negra y pantalones cortos.
–¿Pasó algo? —Se burló el pecoso al ver el rostro del rubio.
–Mi abuela hizo sándwiches para ustedes y JJ quería comérselos. —Violeta rodó los ojos divertida.
–Dios, amo a Dalia. —JB río mientras los rubios subían al hms.
Los chicos se dirigieron hacia el bote varado en el pantano con Kiara y Sarah mientras comían los sándwiches. JJ había cambiado su semblante cuando dio el primer mordisco, ahora parecía un niño pequeño disfrutando de un paseo mientras comía.
–¿Olvidaron las llaves o qué?
–¿Necesitan un remolque?
Los chicos se burlaron cuando iban llegando hacia las chicas. Violeta solo rodó los ojos.
–Admítanlo, fue gracioso. —John B sonrió cuando llegaron al lado del barco.
–John B.
–¿Qué pasa?
–¿La mente maestra? —Kie habló.
–Siempre planeo.
–Una mierda patriarcal. —Kie de quejó subiéndose al bote— No puedo creer que fuiste parte de esto, V.
–Lo siento, ¿quieres un sándwich? —La rubia sonrió ofreciéndole a su amiga. Kiara lo aceptó de mala manera.
–¿Aún nos amas, verdad? —El rubio sonrió burlesco.
–Sí, lo que sea.
–¿Aun me odias? —El castaño le preguntó a Sarah.
–Un poco. Nos vengaremos cuando menos lo esperes.
–Cuídense, chicos. —Kie fingió seriedad sentándose a un lado de su amiga.
–¿Y pudieron...? —Pope las miró.
–¿Arreglar nuestras diferencias? —Kie continuó la pregunta— Ni de cerca.
