~Pasado~

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Hace 4 años

Era una noche fría, más fría de lo normal, en las calles de la ciudad rondaba el peligro y la inseguridad, después de todo, estaban teniendo enfrentamientos en la ciudad ciertos grupos Yakuzas de alto renombre, ciertamente era por ello que la ciudad tenía tan mala reputación pero esos Yakuzas eran los que mantenían relativamente estable la economía, el tráfico de armas era algo importante de cierta forma y no podía negarse.

- Vamos, tenemos una reunión con el Jefe, apúrate - Un hombre de serio con un traje elegante puesto se arreglaba por última vez su cabello mientras admiraba su seria expresión indiferente en el espejo, a la vez que por medio de este veía a su esposa detrás de él arreglándose con seriedad.

Sus ojos color miel no tenían una pizca de brillo, y era "normal", cuándo fue la última vez que habló con su hijo? cuándo acarició su cabello o vio en su pequeño rostro aquella sonrisa que tan solo podía imaginar?. Arregló su cabello, se colocó un perfume elegante y el favorito de su esposo, pero el menos preferido de ella, era para complacerlo, verdad?.

- Qué....qué va estudiar Keigo? - su voz era seria pero casi inaudible, era tan delicada que se podría creer que en algún momento se quedaría sin voz, no era tímida, pero la mera presencia de ese hombre no le permitía hablar más fuerte.

- No te interesa, no nos interesa, apúrate, te espero en el auto. - Se marchó, era cierto, los negocios, el dinero, todo eso iba primero, mantener su estatus era la prioridad y ella debía seguirle sino, qué sería de ella? No quería terminar con ematomas en su cuerpo nuevamente.

Caminaba por los pasillos de su gran casa, era hermosa, su decoración era muy ostentosa y refinada para su gusto, pero eran gustos de su cuñada y esposo, no podía hacer nada al respecto. A punto de salir de su hogar, si es que así podría llamarse,  notó que no había ningún ruido, ni de personas o de algún artefacto y eso era extraño, normalmente la hermana de su esposo se encontraba haciendo alguna cosa o simplemente viendo la televisión, pero lo ignoró, después de todo daba igual ella tenía más autoridad que la dueña de la casa en sí.

El camino fue incómodo, como siempre, se sentía nerviosa pero la incomodidad de aquel silencio rutinario era aún peor, estaba recta en el asiento del acompañante mientras aquel hombre solo miraba al frente, cualquiera que presenciara aquella escena sentiría el ambiente tan incómodo que se generaba, pero que al hombre mayor parecía no darle importancia alguna.

Llegaron, el edificio enorme y llamativo, de tan buena reputación y renombre con el que su esposo se vería involucrado en temas de negocios los cuales ella no tenía la gran idea, solo ayudaba en lo posible. Una sala de reuniones blanca y bien decorada la ponía más nerviosa de lo normal pero no lo mostraba en absoluto, después de todo solo podía pensar en una cosa y era en su hijo, Keigo.

De un momento los años pasaron sin darse cuenta, su pequeño hijo ya era mayor de edad y en esa misma tarde se había marchado a vivir por su cuenta ¿Tantas cosas se perdió como madre? ¿Tantas sonrisas, abrazos y besos por parte de su pequeño hijo había dejado pasar?. Una ira ferviente de repente empezó a crecer en su interior, si tan solo no hubiera hecho caso a las órdenes de su esposo, si se hubiera defendido ¿Hubiera logrado algo? no, es estúpido pensar que hubiera cambiado algo, era débil, inservible.

De pronto se vio abrúptamente interrumpida cuando el gran empresario Shigaraki se sentó frente a ellos en la gran silla colocada justo al final de la mesa, era él de nuevo.

Hace algunas semanas habían tenido una reunión con ese hombre y habían quedado en sellar los tratos en esta, pero era incómodo, aquél hombre era demasiado gentil con la hermosa mujer que tenía tanto miedo de encariñarse con aquella amabilidad, además, tenía esposo.

*El niño mimado del Jefe* (EndeHawks)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora