*El niño mimado del Jefe* (EndeHawks)

~Enfermo~

Estoy enfermo, querida, demasiado, tu sola esencia femenina con aquellos delicados rasgos  que te definen de manera tan extravagante, aquella fragancia que tu cabello emana con cada delicado roce con tus manos, tus labios, tu piel, me tienes enfermo mi cielo.

...

- Ah llegamos, deja de moverte mierda! - Jin intentaba mantener quieto al rubio que se encontraba amarrado improvisadamente por Macchia mientras se adentraban a una fábrica ubicada en una de las zonas pertenecientes a Shigaraki, estaba descuidada y un tanto abandonada, pero se encontraban bastantes hombres asegurando el lugar. Estacionan el auto y bajan a Hawks con ellos, este solo observaba el lugar y las múltiples miradas posadas en él, hombres con armas, intimidantes y extraños, estaba asustado, sí, pero de cierta forma se sentía levemente aliviado de que él se encontrara en esa situación y no su pequeño Toya.

Se adentran más en medio y justo ahí se encontraba Shigaraki, tenía unos pantalones negros elegantes, zapatos, no llevaba corbata y su camisa blanca se encontraba desabotonada en el cuello y remangada en las mangas, estaba sentado y a su lado se encontraban dos hombres de los más robustos que se encontraban en el lugar, casi tanto como Macchia. Shigaraki ve a los 3 jovenes y visualiza con sorpresa lo que traían consigo, se encorbó mientras colocaba sus codos en sus rodillas y con sus manos frotaba su rostros.

- Maestro, las cosas se salieron de mis manos, debimos- Tenko se encontraba nervioso, y era razonable, la expresión en el rostro de Shigaraki era evidente a pesar de ni siquiera haberla mostrado aún, mientras que Jin y Macchia solo se mantenían rectos.

- "Saludar" , solo era eso, no?- mira fijamente a Tenko y a sus compañeros - Entiendes lo que has hecho?, sabes quien es él, verdad? - Shigaraki se para, sus ojos se abren más de lo normal, se veía desquiciado, era la primera vez que tanto Tenko como sus hombres veían esa fase de su jefe, no era aquel hombre serio y cuerdo que emanaba respeto e intimidaba con sus palabras, este hombre se veía fuera totalmente de sí. - Ella me dejará, ella lo hará, agh! Saben lo que han hecho?! - el mayor toma del cuello a Hawks, arrebatándolo de las manos de Jin y Macchia para clavar su mirada en aquellos ojos amielados que eran idénticos a su esposa, este lo veía con terror y sin comprender nada de lo que hablaba - Eres malditamente igual - Suelta al rubio contra el piso y se da vuelta, suspira tratando de mantener la calma y volver en sí, todos los demás solo podían observar y esperar que no matara a alguien en algún momento de locura.

- llévenlo a mi oficina, colóquenle esposas y llamen a mi esposa, tengo cosas que hablar - Sentencia el hombre quien hablaba dándole la espalda a sus hombres y siendo acompañado hasta la camioneta negra que esperaba por él - Supongo que pueden trasladarlo sin hacer más mierda, no? - dirigió una leve mirada a Tenko para así cerrar a puerta y arrancar. El peliceleste sintió una puntada en su pecho, la había cagado y empezaba a tensarse, miró a Hawks en el piso y como resultado de su inmensa ira momentánea lo pateó con todas sus fuerzas haciendo que este se retorciera en el piso y soltara uno que otro jadeo.

- Vamos, vamos, el jefe se enojará más si tardamos- Jin intentó calmar a Tenko mientras Macchia levantaba a Hawks con rudeza, era verdad, mejor realizar la orden al pie de la letra si es que se quería arreglar las cosas, no? 

Hawks sentía un tremendo dolor en la zona de sus costillas, aquella patada dolió y más de lo normal, en sí todo su cuerpo dolía y no sabía donde estaba, quien mierda era aquella mujer, donde estaría su Enji y a donde lo llevarían?

...

- Tranquilo, estará bien, sabes como es tu padre, él... va a recuperar a Keigo - Yagi se encontraba abrazando a Toya en el asiento trasero de su camioneta, el pequeño pelirrojo se aferraba a su saco mientras lágrimas salían sin parar de aquellos ojos celestes, este intentaba contenerlas, ser fuerte, pero sus sollozos eran inevitables y el sentido paterno de Yagi era demasiado amable y cálido como para resistirse a no llorar.