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Doyeon acomodaba las latas en el estante en una ordenada fila, era fácil darse cuenta que la mente de aquella chica de cabellera negra  estaba en todos lados menos en ese lugar

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Doyeon acomodaba las latas en el estante en una ordenada fila, era fácil darse cuenta que la mente de aquella chica de cabellera negra  estaba en todos lados menos en ese lugar. Sus labios habían sentido un abrumante hormigueo después de aquel beso, beso que solo puso la casa de cabeza.

Cuando sus miradas cruzaban accidentalmente ninguno de los dos sabía que decir o hacer, pero extrañamente no se encontraban incomodos, pareciera que sus labios estaban destinados a unirse desde un principio y el simple hecho de no poder hablar del tema la molestaba.

Había tanto de Yukhei que ella desconocía, no podía simplemente besar un chico que no conocía, ni siquiera estando en Reino Unido se sintió cómoda de besar a un chico en algún club, eso no iba con ella.

Las latas cayeron luego de que se diera cuenta que no las estaba colocando bien, se agachó y un chico le ayudó con las latas.

—¿Tomarás alguna? —Le sonrió, pero el chico de aspecto tétrico y descuidado no mencionó nada, solo observaba a Doyeon de forma siniestra y silenciosa.

Ella le sonrió tomando la lata de su mano, era extraño, muy extraño, el aura de ese chico le incomodaba demasiado y su mirada no la abandonaba, esas enormes esferas negras parecían que la desnudaban por completo. Doyeon no quiso indagar de más y simplemente le regaló nuevamente una sonrisa.

—Si necesitas algo estaré por aquí —El chico no dijo nada y solo se giró.

Lo que Doyeon no sabía es que aquel chico de aspecto extraño la llevaba observando en silencio desde que pidió trabajo en ese supermercado.

Su jefe, quien era el señor Cheng y dueño del mini supermercado la observaba tras la caja registradora, si bien siempre hablaba de más nunca era entrometido, pero el rostro de Doyeon era algo que no se podía pasar por alto.

—Doyeon ven aquí —La pelinegra asintió notando como su jefe no le despegaba la mirada al chico quien agachó su cabeza y escondió sus manos en la enorme chamarra. —¿Qué te dijo? —Doyeon se giró para ver nuevamente al chico pero este ya se había ido.

𝙃𝙚𝙡𝙞𝙪𝙢 ››wong yukhei‹‹Donde viven las historias. Descúbrelo ahora