𝐇𝐄𝐋𝐈𝐔𝐌 | Después de todo nunca podrías escapar del caos cuando este ya es parte de ti...
Yukhei a sido el guardaespaldas del señor Kim por cinco años y ahora que este piensa lanzarse a la candidatura por la presidencia de Corea, toda su famil...
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Sus ojitos brillaron emocionados al recibir el sobre de dinero, ni ganando su primer caso se había sentido tan emocionada como en ese momento. Su primer pago.
Yukhei notó la felicidad en cada proporción de su rostro, cuando ella salió de la tienda abrió los brazos triunfante, caminando como si estuviera en una pasarela de moda, pero de forma exagerada, sin despegar su mirada felina del castaño quien yacía recargado en uno de los autos estacionados frente a la tienda.
Se burló de ella, soltó una divertida carcajada y Doyeon solo pudo hacerle segunda.
—¿Te pagaron? —Arqueó su ceja tomando el sobre de dinero.
—Ponte algo lindo que te llevaré a cenar a un buen lugar —Habló fanfarrona extendiendo sus brazos como una niña pequeña.
—¿Conoces alguno? Me gustaría que me sorprendieran
—No, pero tu si
—Bueno, quiero un ramo de flores si quieres pasar a segunda base—Guiñó su ojo y extendió su brazo para que esta lo tomara.
Después de esa noche, no crean que una relación había iniciado, no fue así, algo nació, pero no lo que ustedes creen. Un sentimiento que solo podía ser correspondido a la distancia. Ambos lo sabían. Podían besarse pero eso no significaba que podían despegar los pies de la tierra y flotar creyendo que están en un cuento de hadas, cuando la realidad era otra. Yukhei tenía que proteger a Doyeon y enseñarle a defenderse antes de que pasaran los seis meses, si ambos se descuidaban podía ser fatal.
Yukhei no se molestaba que ella tomara su brazo y sus manos rozaran en un intento de entrelazarse, le parecía lindo y realmente se limitaba a señalar las tiendas donde podían ir a cenar, pero parecía que a Doyeon no le eran convincentes.
Pérdida en el bello rostro de Yukhei y como este hablaba y hablaba de los posibles lugares que pudieran gustarle, Doyeon pasaba por alto lo que estaba pasando a su alrededor, en ese momento ignoró nuevamente al hombre que los observaba a lo lejos mientras tomaba un café.
—¿Por qué estás tan feliz?
—No lo sé, hace mucho que no me sentía tan útil
—Te fuiste a Reino Unido por cinco años ¿eso no te hizo sentir útil? ¿Valerte por ti misma?
