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Yukhei presionó sus manos contra el volante, el viaje había sido mucho más corto de lo que esperaban, podía escucharla suspirar mientras ella hablaba del infierno que había sido esos casi tres meses, las personas la señalaban como si ser hija del ...

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Yukhei presionó sus manos contra el volante, el viaje había sido mucho más corto de lo que esperaban, podía escucharla suspirar mientras ella hablaba del infierno que había sido esos casi tres meses, las personas la señalaban como si ser hija del señor Kim fuera su peor pecado y que la última vez que vio a sus hermanos fue en el juicio de su padre, después de eso, ya no los volvió a ver, ninguno de ellos tenían el valor de asistir al juicio de su madre, en realidad ninguno quería oír la sentencia.

Doyeon no los juzgó, al final había tenido la paz que necesitaban después de tantos años. Yukhei movió su cabeza un poco confundido.

—¿Piensan quedarse así? —Ella giró su cabeza para ver completamente al castaño quien mantenía su mirada bien puesta en el camino—. No volver a saber de su existencia

—Nos llamamos una vez al mes, quizás en un futuro nos volvamos a reunir pero ahora, creo que cada uno quiere desintoxicarse de esta familia y eso toma mucho tiempo, Yukhei.

—Sólo, no dejes que pase mucho tiempo, Doyeon. Se arrepentirán. —Ella sonrió haciendo una extraña mueca con sus labios y sin decir nada volvió su vista hacía el camino.

Al final, el castaño tuvo que contar los detalles de su última misión en Indonesia y del largo juicio que tuvieron que pasar para que su baja fuera legal. Le contó el momento exacto que presentó la renuncia hacía el consejo de altos rangos militares y que todos en esa habitación, él incluido, se vieron sorprendidos al ver como el resto de la brigada presentaban la solicitud de baja. Admitió que ellos también estaban cansados de arriesgar su vida por un país que no le daría nada.

—¿Y qué harán ahora? —Se atrevió a preguntar a lo que el castaño simplemente negó.

—No lo sé, solo espero que encuentren lo que todos buscamos al dejar esa vida

—¿Qué es?

—Tranquilidad, supongo... —Se burló incrédulo. Algo que ni el mismo había conseguido.

Les había tomado todo el día llegar al distrito de Tuen Mun, Yukhei no tenía ni la más mínima idea de lo que estaban haciendo en ese lugar, pero si Doyeon lo quería, lo haría sin reprocharle absolutamente nada.

𝙃𝙚𝙡𝙞𝙪𝙢 ››wong yukhei‹‹Donde viven las historias. Descúbrelo ahora