Yongmeori

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Lisa sintió como todo se le venía encima, el único sonido audible era del pitido que emanaba sus oídos. Su vista se nublo debido al humedecimiento de sus ojos, miró al hombre frente a ella y el odio que había intentado ocultar por años estaba floreciendo, siempre quiso ser una buena persona, jamás había tenido la intención de dañar a alguien apropósito.

—Señorita Manoban ¿Se encuentra bien?

En ese instante la poca cordura que le quedaba se había desvanecido, todo comenzó a tornarse de color rojo, se acercó lentamente hasta el hombre que en ese momento su sonrisa se había borrado.

— ¿No me recuerdas? —Buscó en sus ojos algún tipo de respuesta, pero solo podía ver miedo. — ¿No recuerdas a tu hija adoptiva? Papá

El hombre abrió los ojos de par en par, el frió invadió su cuerpo de la cabeza a los pies, por supuesto que recordaba a la pequeña Panpriya, después de abandonarla en el centro de comercial jamás pudo dormir en paz.

—Yo... Panpriya...—Lisa lo tomó del cuello de su saco. Acercando su rostro hasta casi sentir la respiración del hombre.

—En tu puta vida vuelvas a llamarme de esa forma. —Levantó el puño y el hombre solo se limitó a cerrar los ojos.

El primer golpe se hizo presente, Shin-Ri cayó de espaldas llevándose las manos a la nariz, de la cual no paraba de brotar sangre, lo único que le dio tiempo fue de cubrir su rostro. Lisa se puso ahorcadas para poder golpearlo con mayor facilidad, sentía como una paz la albergaba en ese momento al sentir sus puños chocar contra aquél hombre que tanto la había dañado.

—Por favor, lo siento mucho...—El hombre comenzó a llorar como si de un bebé se tratara. —Perdóname por favor...

Lisa no escuchó absolutamente nada, jamás creyó que lastimar a alguien de esa forma se sintiera tan bien. Podía sentir que las heridas de sus manos se abrían por segunda vez.

—Lisa, por Dios ¿Qué estás haciendo?

En ese momento BamBam el vicepresidente de la empresa entró junto a la secretaria de Lisa acompañados de un guardia de seguridad. La mujer se llevó las manos a sus labios mientras los dos hombres se acercaban a Lisa para poder alejarla.

El guardia al ver que Lisa no ponía resistencia, decidió dejarla en manos del joven mientras en levantaba al hombre que se encontraba en el suelo, lo tomó del saco y se sorprendió al ver como este tenía los brazos y cara llena de sangre, sin duda alguna su jefa era una chica bastante fuerte.

—Sácalo no lo quiero volver a ver en mi puta vida...—Lisa al ver que el guardia no se movía perdió los estribos. — ¡Qué lo saques pedazo de imbécil!

—Te demandaré ¿Escuchas? — Lisa se preguntaba si el hombre era estúpido. Soltó una carcajada cuando el guardia pasó a su lado con Shin-Ri

—Quiero ver que lo intentes papá. —Sonrió como si estuviera desquiciada. —Te quitaré todo lo que tú un día me arrebataste.

Shin-Ri miró con miedo a la rubia, definitivamente la había arruinado y por supuesto que sabía que su vida estaba destruida. Bajó la cabeza y se dejó guiar por el guardia de seguridad. Ya no había nada que pudiera hacer.

Lisa se llevó las manos a la cabeza mientras daba vueltas en la sala de juntas. BamBam solo se limitaba a observar a la mujer que estaba frente a ella, en los años que había conocido a Lisa, jamás la había visto de tal forma, si por algo que era conocida la rubia, era por su gran corazón y bondad.

—Lisa... ese hombre es...—No pudo terminar la frase porque Lisa lo miró con coraje.

—Vete Lee, déjame a solas con Bambam. —Su secretaria no lo pensó dos veces y se marchó.

La chica del árbol [JENLISA] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora