Sorpresa inesperada

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Está demás advertirles que es una escena explícita con contenido sexual para mayores de 18 años, pero evidentemente les valdrá un reverendo cacahuate ignorando mi advertencia y se pondrán a leer este capítulo incluso si no sobrepasan la edad adulta.

Disfrutenlo


Lisa la tomó de la cintura pegando aún más su cuerpo al de ella, tomó sus mejillas y la besó profundamente, chupó su labio inferior para después morderlo suavemente sin ejercer tanta fuerza, lo soltó lentamente para volver atacar sus labios, podía sentir las manos de la pelinegra enredarse en su cabello.

La rubia gimió al sentir como Jennie había tomado su lengua entre sus labios y comenzaba a chuparla, su zona íntima comenzó a palpitar, a pesar de que el agua estaba fría cuando entró, su cuerpo estaba caliente, era como si estuviera envuelta en llamas mientras el fuego la consumía poco a poco.

Tomó con fuerzas los glúteos de la pelinegra la cual se movía en su abdomen con la intención de buscar más fricción, desvió una de sus manos hasta la parte trasera de su espalda, justo a la altura del nudo de su bikini, lo fue deshaciendo poco a poco hasta que las cuerdas quedaron a los costados del cuerpo de la pelinegra.

Jennie jadeo ante el contacto de los dedos de Lisa rozando su piel, era como si le quemaran cada vez que acariciaba su muslo y su espalda, la forma en que Lisa dejaba un rastro de húmedos besos por todo su cuello la estaba volviendo loca, era como si la rubia la estuviera torturando, sintió un escalofrío al sentir su lengua en su oreja para después succionar su lóbulo.

Sus sentidos estaban descolocados, su vista se perdía al poner los ojos en blanco, decir que la lujuria se estaba apoderando de cada parte de su ser era poco, nunca se había sentido de tal forma y por una parte le alegraba que Lisa fuera la responsable de aquello.

—Eres hermosa, eres mía Jennie Kim.—Lisa la tomó del cuello salvajemente para unir sus labios con los de la pelinegra, la rubia jadeo en su boca al sentir de nuevo la humedad de su lengua  —Y te haré el amor aquí, en la cama, en la cocina y en cualquier rincón de esta maldita habitación.

Escuchar aquellas palabras no habían hecho más que encender la chispa que estaba dentro de su ser convirtiéndose en grandes llamas que solo la rubia podía apagar. La pelinegra vio como Lisa lanzaba la parte de arriba de su bikini fuera de la piscina dejando sus pechos al descubierto, estaba desesperada por sentir sus carnosos labios envolver uno de sus pezones, la tomó del cuello y la guió hasta uno de sus pezones.

—¡Oh Dios mío! —Puso los ojos en blanco al sentir la lengua de la rubia hacer un remolino en la aureola de su pecho si tocar sus pezones ya erectos, bastó con un par de caricias para ponerla al borde de la locura—¡Hazlo más fuerte!—Ordenó con voz ronca.

Dejó caer la cabeza hacia atrás mientras tomaba el cabello de la rubia en un puño, obligándola a quedarse en esa posición, se agarró de la orilla de la piscina a pesar de que Lisa la tenía bien sujeta, necesitaba apaciguar el placer de alguna forma, sus nudillos se tornaron blancos al ejercer fuerza contra el duro suelo.

Jennie la separó de sus pechos. para besarla salvajemente sin ningún tipo de cuidado, sus dientes chocaron pero poco les importó, Lisa llevó una de sus manos hasta el borde de sus caderas en donde las tiras del bikini inferior se marcaban en la piel pálida de la pelinegra. poco a poco se fue deshaciendo de estas dejando a Jennie completamente desnuda.

Para su suerte nadie las podía ver. Jennie sintió los dedos de Lisa pasar tortuosamente por toda su hendidura haciéndola gritar de placer, se apoyó en los hombros de la rubia marcando sus hombros con sus dedos. A pesar del agua era notoria su excitación, pasó sus dedos de arriba abajo, para Lisa no había mejor escena que la que estaba presenciando en aquel momento.

La chica del árbol [JENLISA] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora