I

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[🥀]

Minho se encontraba desempacando sus pertenencias después de dos días largos de mudanza.

A pesar de que hubiera preferido salir a comer y andar por ahí con sus amigos, tenía que organizar todo el desastre que había.

Después de unas cuantas horas por fin termino, se dio una ducha, decidió salir al pórtico de su nuevo hogar para recostarse en su hamaca y admirar el atardecer. Después sus ojos se empezaron a cerrar.

Unos cuantos pasos perturbarón su momento de relajación. Abrió los ojos y se encontró con que un chico de cabellos rubios con lindas pecas pasaba frente a su jardín. Lo siguió con la mirada hasta que entró a la casa de al lado. Después de eso, un mujer mayor se acercó frente a su casa.

— ¿Usted es el nuevo vecino cierto? — Minho asintió levantándose de su hamaca y acercándose a la mujer. — Soy la señora Choi. — dijo extendiendo su mano.

— Lee Minho. — hablo correspondiendo al gesto mientras estrechaba su mano con la mujer.

— Un gusto.

— Igualmente. — sonrío soltando la mano ajena.

— ¿Es familiar de los vecinos de al lado? — pregunto señalando la casa en la que había entrado el joven de cabellos rubios.

Lee negó con la cabeza.

— Creí que si por el apellido, lo siento. — sonrío avergonzada. — Bueno, usted se ve como un joven bueno, así que le aconsejo no acercarse mucho a esa familia; en especial al hijo menor.

— ¿De qué habla? — pregunto frunciendo el ceño. La mención del rubio por alguna razón le llamó la atención.

— El joven hizo algo que a su edad no se debió de haber hecho, solo tiene 19, y encima tiene atracción por ambos géneros — hablo con una mueca de desagradó. —, ¿no es feo? ¿Qué clase de ejemplo da?

— Yo no creo que eso tenga algo de malo. — respondió Minho un poco irritado pues el era gay.

— Bueno, cada quien sus creencias, pero eso es lo de menos. Luego de haber hecho eso dejo la escuela durante un año y trabajo durante todo ese tiempo, de hecho aún lo hace, solo que regreso a sus estudios en este nuevo periodo. Los jóvenes cometen errores y tienen ideas erróneas, pero todo eso es culpa de los padres; es por eso que no mucha gente adulta se acerca a esa familia, su forma de pensar es tan extraña, son extranjeros después de todo.

— Creo que debería dejar de hablar de la vida de sus vecinos a los nuevos, más aún si no sabe nada de ella. — un chico de mejillas regordetas interrumpió a la mujer. Iba acompañado de otro chico más alto y delgado.

— Solo quería comunicar lo que sucede ahí. No me sorprende que los defiendan, ustedes dos son igual de errados. — respondió con asco al par de jóvenes recién llegados.

— Si por errados se refiere a respetar la vida de los demás en todos los aspectos... somos demasiado errados. — dijo el chico más alto.

La mujer sólo rodó los ojos y regreso su atención a Minho.

— Nos estaremos viendo, hasta luego.

Phobia › MinlixDonde viven las historias. Descúbrelo ahora