Phobia › Minlix

Epílogo

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Felix regresaba con una sonrisa pintada en los labios a su hogar luego de una cuantas horas sentado en la oficina. Su trasero dolía.

Su celular vibró y la sonrisa se ensanchó más al ver de quién se trataba.

-Hola, cariño. - la voz de Minho sonó del otro lado de la línea.

-Hola. - contesto bobamente. -¿Ya saliste del trabajo?

-Si... de hecho... -detrás de el se escuchó el pitido de un claxon y al voltear pudo ver a su pareja y a Chaewon saludandole por la ventana.

-¡Papá! - grita la pequeña de seis años en forma de saludo.

-Hola mi princesa. - Felix sube al auto y saludo con un corto beso en los labios a Minho.

-Chaewon quiere ir a comer pizza, pero yo quiero pollo frito. - comenta el castaño con un puchero recordando la pelea que tuvo con su hija hace unos minutos.

-La pizza es mejor, pa.

-No es cierto, el pollo es mejor... Ya no quiero pelear otra vez Chae. - Felix solamente ríe al ver la escena.

-¿Qué proponen entonces? - pregunta el australiano con su sonrisa un intacta.

-Tu elijes. - contestan los dos al mismo tiempo.

-Mmm... déjenme pensar. - las miradas de ambos estaban sobre él y no pudo aguantar la risa. -Parecen bebés. No comeremos nada de eso; tengo planeado preparar algo especial por hoy.

-Pero a papá Minho es a quien le tocaba, por eso queremos salir a comer a otro lado. Va a volver a quemar la comida. - recuerda la menor.

-Tienes razón. Entonces pizza. - declara abrochado su cinturón.

Chaewon celebra y Minho lo mira con mala cara.

-Ya arranaca, y no me mires así. La niña es primero. - el mayor hace un puchero y decide emprender el camino hacia la pizzería favorita de Chaewon.

Al llegar tomas asiento en una de las mesas más cercanas a los juegos infantiles para poder vigilar a Chaewon cuando quiera subir.

-Papás, en lo que llega la pizza ¿puedo subir a los juegos? - pregunta la pequeña emocionada.

-Si, solo ten cuidado. - le responde Min.

Ambos ven como corre hacia los dichosos juegos infantiles y comienza a jugar con algunos niños. Mientras tanto esperan a que alguien se acerque a tomar su orden.

Felix se tensa. Siempre lo hace cuando tiene un mal presentimiento. Minho lo nota y no intenta tranquilizar acariciando el dorso de su mano.

-Ey, ¿que pasa? - el castaño lo mira de una manera tan dulce que lo podría tranquilizar siempre. Pero no funcionaba.

-Nada. Por ahora nada. - responde serio.

Ambos ven como uno de los niños que jugaba con Chaewon sale de los juegos y se dirige a una pareja que parecían ser sus padres. El hombre los voltea a ver y Felix separa su mano de la de Minho. Su esposa llama a uno de los empleados y le susurra algo al oído.

Siempre es lo mismo.

-Ve por la niña. - le ordena el mayor a Felix y este rápidamente hace caso.

Minho se mantiene firme observando como el empleado se acerca él.

-Buenas tardes señor. - saluda el joven.

-¿Quieren que nos marchemos, verdad? No se preocupen, ya lo hacemos. No quiero que las cosas terminen en golpes nuevamente. - el muchacho le regala una sonrisa con tristeza.

No es la primera vez que van a ese lugar. Minho ubica a ese jovencito delgado que siempre está ahí. Sabe que él no los quiere correr, pero el gerente ya ordenó que ellos no pueden estar ahí. La homofobia sigue abundando alrededor de la familia Lee, y saben que es algo que nunca va a acabar.

Felix regresa con una Chaewon triste y cabizbaja.

Los tres salen del lugar con todas las miradas puestas sobre ellos.

Felix quiere que los dejen de ver así; toda su vida la gente lo ha visto como un bicho raro y parece que eso nunca va a acabar, ya esta arto. Minho solo quiere que aprendan respetara y aceptara cualquier tipo de amor, eso no le había pasado antes, y lo entiende, no es lo mismo ver a dos chicos que por más que estén en una cita parezca una salida de amigos, a ver una familia con dos hombres como padres. Y Chaewon solo quiere que no insulten a sus padres solo por amarse fuera de lo que la gente a su alrededor le han dicho que es bueno.

-Ahora si quiero comida quemada de papá Minho o tu cena especial. - dice la pequeña acercándose desde el asiento trasero a Felix para darle un abrazo.

-Haré la cena, tranquila. - el pecoso le da un ligero beso en la frente.

Al llegar a su hogar se sienten más tranquilos.

Luego de pasar a tercer semestre en la universidad, Felix aceptó estar con Minho y en el último año de su carrera el y su hija se mudaron con él.

-Ve a dejar tu mochila y luego bajas para que te ayude con la tarea. - dice Minho y su hija obedece.

Felix se abre camino hacia la cocina y el mayor lo sigue. Sabe que está molesto y preocupado por lo sucedido en la pizzería, el también lo está.

-Tranquilo, amor. - se acerca a el posando sus manos sobre la cintura del más joven.

Lix se voltea y lo mira con los ojos llorosos.

-¿Por qué la gente es así? ¿Por qué no pueden aceptara que ser diferente y amar de diferentes maneras no esta mal? - Minho solo lo abraza.

-Son idiotas, por eso. Yo sé que te afecta, a mi también, pero no podemos cumplir con lo que sociedad nos exige, es irreal. Ya no te preocupes. Yo estoy aquí para cuidarte a ti y a nuestra hija ¿okey? - Felix asiente levemente.

Minho levanta con su mano la barbilla del contrario y acaricia suavemente su rostro limpiando las lágrimas, acaricio sus labios y no pudo evitar plantar un suave, delicado y lento beso sobre los esponjosos labios del menor.

-¿Y si dejamos la cena para después? - suelta de manera coqueta y Felix solo ríe.

-Chaewon va a bajar para hacer su tarea.

-Mañana es sábado, no pasa nada si no la hace hoy. - jala una de las manos de Felix y lo guía para subir las escaleras y entrara a su habitación.

Lamentablemente antes de eso se topan a Chae con los cuadernos y libro de la escuela.

-¿Ya me vas a ayudar? - pregunta a Minho.

-¿Sabes? ¿Por qué no mejor tomas una siesta?

-No tengo sueño.

-Lo tendrás. - Chaewon pega un grito de felicidad cuando es cargada por el mayor y llevada a su habitación.

Felix los sigue y al llegar ahí, Minho recuesta a la pequeña en su cama y la cobija completamente.

-Ahora a dormir. Papá Felix y yo también lo haremos. - y así fue.

Minho canto una canción de cuna hizo que la menor durmiera rápidamente. Incluso él y Felix cedieron ante la melodía que al llegar a su habitación sólo pudieron dormir olvidando lo que harían en primer lugar.

Ambos estaban felices. Tenían la familia que siempre soñaron tener y eso era más que suficiente para ellos. Se amaban y eso era algo que nadie iba a poder cambiar.

Lee Minho había ganado la confianza de Felix pro completo y este último al ver lo bien que su hija iba creciendo se daba cuenta de que estaba haciendo un buen papel como papá y también se había permitido conocer el amor de nuevo. Los dos habían obtenido lo que tanto anhelaban eliminando todos sus miedos y "fobias" de que eso jamás pasara.

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